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7
7,1
56.324
Western. Aventuras
Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
11 de febrero de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo que desapareció una época maravillosa, la de los grandes westerns. El género cinematográfico por antonomasia dejó de aportar obras maestras a la historia del cine en los años 60, con excepción de algunos coletazos de última hora pertenecientes a la línea crepuscular del género y, por supuesto, de Eastwood.
Los westerns de los últimos años tienen muy poco que ver con aquellos, pero, aunque es difícil que se vuelva a llegar a las cotas alcanzadas entonces, aún es posible ver películas que muestren una parte de la grandeza de ese género propio del séptimo arte. Este es el caso de Valor de ley, un remake de la película de Hathaway por la que Wayne consiguió su único oscar.
El clasicismo de la película es evidente en su puesta en escena y en el ritmo utilizado para desarrollar la historia. La parte central rezuma esencia fordiana: la persecución se extiende en el tempo narrativo con el objetivo de desarrollar los personajes mientras la historia pasa a un segundo plano, los personajes interactuan ante la cámara mostrándose humanos, experimentado lo cotidiano; el plano de la cueva nos remite inmediatamente a Centauros del desierto. A todo esto también se le añade el espíritu crepúscular del western de los 70, la fotografía oscura, los personajes derrotados… Bridges nos podría recordar tanto al Wayne de la original como al Wayne de El último pistolero, todo converge en lo mismo: el cowboy acabado, viejo y sin energía que resurge en el último momento de sus cenizas.
Pero si podemos destacar algo de la película son las impresionantes actuaciones de Bridges y, sobre todo, de la niña, Hailee Steinfeld. Hacía tiempo que no veía tal desparpajo y seguridad en una principiante.
Los westerns de los últimos años tienen muy poco que ver con aquellos, pero, aunque es difícil que se vuelva a llegar a las cotas alcanzadas entonces, aún es posible ver películas que muestren una parte de la grandeza de ese género propio del séptimo arte. Este es el caso de Valor de ley, un remake de la película de Hathaway por la que Wayne consiguió su único oscar.
El clasicismo de la película es evidente en su puesta en escena y en el ritmo utilizado para desarrollar la historia. La parte central rezuma esencia fordiana: la persecución se extiende en el tempo narrativo con el objetivo de desarrollar los personajes mientras la historia pasa a un segundo plano, los personajes interactuan ante la cámara mostrándose humanos, experimentado lo cotidiano; el plano de la cueva nos remite inmediatamente a Centauros del desierto. A todo esto también se le añade el espíritu crepúscular del western de los 70, la fotografía oscura, los personajes derrotados… Bridges nos podría recordar tanto al Wayne de la original como al Wayne de El último pistolero, todo converge en lo mismo: el cowboy acabado, viejo y sin energía que resurge en el último momento de sus cenizas.
Pero si podemos destacar algo de la película son las impresionantes actuaciones de Bridges y, sobre todo, de la niña, Hailee Steinfeld. Hacía tiempo que no veía tal desparpajo y seguridad en una principiante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Con todo, Valor de ley tiene muchas lagunas, nada que no se le pueda perdonar, pero sí lo suficientemente importantes como para impedirle pasar a formar parte del olimpo de las grandes westerns de los que hablaba antes. Uno de esos problemas es que el inicio es demasiado brusco, la historia se nos presenta de modo que no da tiempo a asimilar y hacer creíble lo que nos están contando; por no hablar del personaje de Matt Damon, no acaba de encajar en ningún momento; pero lo que menos me gusta es el final, la película que en el fondo no es otra cosa que un flash-back total, propiciado por la voz inicial de la protagonista, regresa al presente en la parte final sin aportar nada al ritmo de la historia, de hecho lo único que consigue es asemejarse a un anticlímax; una película no puede perder en el último momento lo que ha ganado a lo largo de todo el metraje. Es una pena, porque podría haber sido el retorno del gran western a la gran pantalla, de las auténticas obras maestras. Habrá que seguir esperando.