Inés Conradi es la hija de Winfried, un sexagenario maestro en una escuela y que además enseña piano. Ella es una empresaria exitosa que trabaja como consultora en el rubro del petróleo. Específicamente es la encargada de oficiar de nexo entre unos inversores (en el caso que la ocupa, estadounidenses) y los dueños de pozos (rumanos) a los que intentará convencer para que externalicen el negocio.
Pero el planteo de este drama (no es comedia en absoluto) son los intentos de Wilfried por acercarse afectivamente a su hija, a quien no ve muy a menudo. Ahora Inés está en Bucarest por su trabajo.
¿Qué está dispuesto a hacer para lograrlo? Bueno, eso intentará mostrar la directora Maren Ade a lo largo de 2 horas, 42 minutos y 14 segundos. ¿Mucho no? Sí, demasiado en su caso.
El resultado de la película es olvidable, así como Winfried e Inés. ¿Por qué insistir y de la manera en que lo hace, en ver a su hija cuando ella no siente lo mismo? En todo caso, si ella no desea verlo, por las razones que sea, es respetable su actitud.
Porque además en la historia no hay lugar para ningún indicio de un pasado o un presente problemático más allá de las cuestiones laborales. Inés es una persona abocada a su trabajo, efectiva y fría en sus relaciones. Posiblemente no sea feliz aunque el personaje no tiene la profundidad psicológica suficiente: ella es así.
Y el detalle nada menor de su duración: la directora ¿podría haber dicho en 1h40m como máximo lo que dijo en 2h42m14s? ¿O era necesario el tiempo de casi dos películas estándar?
He visto los otros dos films de Ade y como mínimo "Los árboles no dejan ver el bosque" es muchísimo mejor que esta "Toni Erdmann" precedida de varios premios y prenominada para el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Será justicia cuando se lo otorguen a "Elle" de Paul Verhoeven.