Casi 5 años hemos tenido que esperar para poder disfrutar de la cuarta entrega de una saga que parece ir a mejor con el paso del tiempo. Tom Cruise parece rejuvenecido en un film que desborda acción y situaciones inverosímiles, y su renovado equipo cuenta con esa confianza y esa chispa humorística que tanto echábamos de menos en entregas anteriores.

Una producción plagada de la mejor acción y espionaje posibles, con escenas para el recuerdo y con la introducción de unos nuevos personajes que prometen y mucho de cara a “misiones” posteriores. Felicitación especial merece el señor Brad Bird, que lleva a cabo su primer largometraje no animado y lo hace de una forma más que satisfactoria, catapultándose hacia el mundo de las películas de acción y convirtiéndose en una referencia dentro de dicho género.

Esta nueva entrega innova y mejora con respecto a las anteriores, además de mantener piezas clave que hacen sobresalir esta saga sobre el resto de películas de acción; sigue contando con esas situaciones inverosímiles tan características, que no paran de ponernos los pelos de punta cada pocos minutos, e innova con un toque humorístico introducido en la gran mayoría de situaciones (parte de la culpa la tiene Simon Pegg, sin el cual esta cuarta entrega no sería lo mismo).

Sin duda una producción que deja las expectativas tremendamente altas con respecto a la próxima entrega y que se convierte desde ya en un referente del cine de acción. Completamente recomendable para aquéllos que quieran aislarse durante algo más de dos horas del mundo real y dejarse hipnotizar por una historia que mantendrá en vilo al espectador hasta que los créditos finales le saquen de su ensimismamiento.