Otra película de animación más que nos hace observar los créditos finales con una sonrisa en la cara. En este caso encontramos una lucha que enfrenta a dos villanos, entre los cuales se interponen tres risueñas huerfanitas que logran sonsacar el espíritu paternal de los espectadores.

Uno empieza a ver esta película con las mismas expectativas con las que comienza a ver cualquier película de animación: con la ilusión de pasar un rato cuanto menos divertido y, ¿por qué no?, con la intención de disfrutar como un niño de un humor que, a pesar de ser sencillo e infantil, logra sonsacar una sonrisa incluso en los créditos finales. ¡Y Gru y sus compañeros lo consiguen! Nos hacen reír con las típicas escenas absurdas de una película infantil, además de contar con personajes extravagantes (los seres amarillos, ayudantes de nuestro protagonista, se llevan la palma) que no dejan de hacer el “paripé” (en el buen sentido), lo que ayuda al aspecto cómico del largometraje.

Yo personalmente considero que las críticas de películas de animación son las más complicadas, ya que no se pueden analizar las actuaciones de los protagonistas ni otros aspectos del cine “real” (por distinguirlo de alguna forma); pero también diré que, en este caso, no me decepcionaron en absoluto los efectos digitales en los personajes y los decorados, si bien eché bastante en falta a un Hans Zimmer del cual me esperaba una banda sonora de mayor calidad. En este film pasa totalmente desapercibido, hecho al que no nos tiene acostumbrados, basta simplemente con echar un vistazo atrás a sus últimas intervenciones (“La Sombra del Reino”, “Piratas del Caribe”, “El Rey Arturo”…), donde la banda sonora es elemento protagonista.

Por lo demás, una película entretenida para toda la familia con momentos tiernos y cómicos y que pretende no dejar indiferente a ningún miembro de la escala generacional.