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Voto de AnaCleta:
3
5,4
959
Drama. Romance
Asia, una chica de 18 años, está en el hospital en estado de coma. Su madre y su novio, Nathaniel, la cuidan. Poco a poco iremos viendo los acontecimientos que llevaron a Asia hasta el hospital, sus relaciones con su madre, sus amigas y su novio, y, sobre todo, con Eloïse, una enigmática chica que la introducirá en un mundo de nuevas sensaciones. Con ella, Asia revivirá un doloroso episodio de su pasado, que su madre no está dispuesta a ... [+]
15 de noviembre de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya varios años que vi esta película y quedé bastante decepcionada, horrorizada si cabe de encontrar una película con potencial realizada, perdón, "realizada" de la manera que Jesús Garay se atrevió a hacer seis años atrás. Sea como fuere y, por alguna razón, (Razón que en su mayoría viene a llamarse Ariadna Cabrol) no me olvidé de ella. Unos años después, esto es, la semana pasada, fui a los cines Renoir de Princesa en Madrid a ver una película (Victoria de Sebastian Schipper concretamente, pongámosle a esta historia el contexto y dramatismo que Garay no supo crear). Como llegué tarde y la película estaba empezada, ni siquiera podía ver los números de los asientos así que me puse donde me dio la gana. Como el destino a veces es así de simpático, media hora después, justo en la butaca de al lado, una risa proveniente de una cabellera rubia llenaba mis oídos y mi memoria comenzó a revolverse. ¡Hostias, pero si es Diana Gómez, si coño, la de la peli esa catalana de lesbianas que no ha visto ni Dios!
Así que pensé: "Vale, al acabar me giro, nos presentamos, y le digo con mi delicadeza extrema la mierda que me pareció Eloïse"
Pero no adelantemos los acontecimientos de esta bella e intrascentente historia (no menos que la de Garay).
Lo que más me cabrea de esta película no es tanto su inverosimilitud, tampoco las olvidables actuaciones de los secundarios (salvando a la madre de Asia que, después de Ariadna Cabrol es de lo mejorcito), sino que el director se crea un autor sobrenatural y superior al espectador al que se dirige, introduciendo en su "obra" filosofía barata cubierta de porcelana o un Demian de Hermann Hesse, intentando elevarla al nivel de cine de autor incomprendido de la época contemporánea. Porque cuando consideras tu inteligencia y talento superior a la de aquellos que te dan de comer, corres el riesgo de que en realidad como mucho seas igual que ellos y vean tus trucos. Que te pillen, vaya. Y yo, Garay, pues te he pillado.
Así que pensé: "Vale, al acabar me giro, nos presentamos, y le digo con mi delicadeza extrema la mierda que me pareció Eloïse"
Pero no adelantemos los acontecimientos de esta bella e intrascentente historia (no menos que la de Garay).
Lo que más me cabrea de esta película no es tanto su inverosimilitud, tampoco las olvidables actuaciones de los secundarios (salvando a la madre de Asia que, después de Ariadna Cabrol es de lo mejorcito), sino que el director se crea un autor sobrenatural y superior al espectador al que se dirige, introduciendo en su "obra" filosofía barata cubierta de porcelana o un Demian de Hermann Hesse, intentando elevarla al nivel de cine de autor incomprendido de la época contemporánea. Porque cuando consideras tu inteligencia y talento superior a la de aquellos que te dan de comer, corres el riesgo de que en realidad como mucho seas igual que ellos y vean tus trucos. Que te pillen, vaya. Y yo, Garay, pues te he pillado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Qué decir de esos míticos flashbacks que se remontan a un supuesto trauma de la infancia de Asia acerca de su padre. Sobre esto tengo que decir: WTF, W-T-F. No sólo no tienen ningún sentido narrativo y ni siquiera fuerza onírica si era eso lo que quería lograr(que lo dudo) y creédme, tengo mis teorías, pero todas me parecen tan rastreras e injustas para con el espectador que no voy a gastar tiempo en decirlas. Por si esto no fuera poco, lejos de currarse una historia diferente que no cayese en los tópicos de la homosexualidad adolescente (Garay, lo tenias fácil, aún sin competidoras, no existía "la vida de Adèle", ni la aún-no-vista "Carol") el majo de Jesús es capaz de malgastar 92 minutos de metraje con "Mamá me gustan las chicas" "No puedo estar contigo que aunque me pones lo indecible tengo novio" "Vale, follemos, pero en secreto" "Vale, fuguémonos".
En definitiva, si aún me sigo acordando de esta película, no es sólo por el cabreo que me agarré cuando acabó (Que telita con el final, para nada forzado, Jesús) sino porque lo único bueno que tiene, y es muy bueno en una película así, es la química entre las protagonistas y la naturalidad con la que actúan entre ellas, que ya tiene mérito con un guión tan forzado.
Pero volvamos a la historia de verdad, la que realmente nos importa, la de Diana y yo. Cuando acabó la película (140 minutos de plano secuencia ininterrumpido) pensé en qué podía decirle. Entonces la miré. Qué guapa estaba. Ya no tenía esa niñez en la cara que se puede atisbar en Eloïse. Ahora además estaba sonriente, feliz, porque había visto un peliculón, había visto cine. Así que le devolví la sonrisa, una sonrisa que decía "Diana, hija, que guapa eres, pero menuda mierda hiciste", y entonces noté en su mirada un ligero "Si ya lo sé, pero era el 2009, aún no había películas de lesbianas que no hablasen de lesbianas sino de amor, y además bien, ojalá hubiese esperado al 2015". Y me fui. Y se fue.
Y aquí estoy, un triste sábado de noviembre a las 12 de la noche despotricando sobre una película que, de haber tenido el respeto de su director, no sólo hacia su propia obra sino hacia sus espectadores, habría marcado el camino a muchas que quedarían por venir.
PD: Le pongo un 3 y no un 1 porque si en 2015 me sigo acordando de ella, debe ser por algo. Ahí lo dejo.
En definitiva, si aún me sigo acordando de esta película, no es sólo por el cabreo que me agarré cuando acabó (Que telita con el final, para nada forzado, Jesús) sino porque lo único bueno que tiene, y es muy bueno en una película así, es la química entre las protagonistas y la naturalidad con la que actúan entre ellas, que ya tiene mérito con un guión tan forzado.
Pero volvamos a la historia de verdad, la que realmente nos importa, la de Diana y yo. Cuando acabó la película (140 minutos de plano secuencia ininterrumpido) pensé en qué podía decirle. Entonces la miré. Qué guapa estaba. Ya no tenía esa niñez en la cara que se puede atisbar en Eloïse. Ahora además estaba sonriente, feliz, porque había visto un peliculón, había visto cine. Así que le devolví la sonrisa, una sonrisa que decía "Diana, hija, que guapa eres, pero menuda mierda hiciste", y entonces noté en su mirada un ligero "Si ya lo sé, pero era el 2009, aún no había películas de lesbianas que no hablasen de lesbianas sino de amor, y además bien, ojalá hubiese esperado al 2015". Y me fui. Y se fue.
Y aquí estoy, un triste sábado de noviembre a las 12 de la noche despotricando sobre una película que, de haber tenido el respeto de su director, no sólo hacia su propia obra sino hacia sus espectadores, habría marcado el camino a muchas que quedarían por venir.
PD: Le pongo un 3 y no un 1 porque si en 2015 me sigo acordando de ella, debe ser por algo. Ahí lo dejo.