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España España · Madrid
Críticas de AnaCleta
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
The Staircase (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
Francia2018
7,1
1.826
Documental, Intervenciones de: Michael Peterson, David Rudolf
7
7 de agosto de 2018
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Staircase, según su propio director, buscaba con su realización analizar en profundidad, no tanto el personaje/persona del acusado, en este caso Michael Peterson, como pudiera parecer, ni probar si es inocente o culpable (a pesar del márketing enfocado a ello y los pósters con el “Did he do it?”) sino estudiar de alguna manera el sistema judicial estadounidense, y si tenían suerte, demostrar su efectividad o por el contrario su ineficiencia, o al menos algunas de sus fallas, a través del caso concreto de Michael Peterson.
Jean-Xavier de Lestrade que buscaba específicamente un caso que tuviera como centro un hombre blanco y con poder económico envuelto en un delito, o asesinato concretamente, en contraposición a su anterior documental, investigó cientos de casos hasta que encontró el de Michael Peterson que le llamó la atención especialmente.

Yendo al grano, en este documental se muestra con más o menos eficiencia y objetividad (doy mi opinión en spoilers) no sólo que la justicia es relativa, sino que los órganos encargados de hacerla cumplir así como todos los agentes que intervienen (abogados, científicos, forenses, criminólogos, jurados, etc.) no tienen la verdad absoluta, y siempre hay cabida para la duda, o al menos nos quedamos con la idea de que debería ser así.
También, que en ciertas ocasiones, si nos obligamos a creer algo, haremos lo que sea por probar que es cierto, ético o no, legal o no, evitando así enfrentarnos a una realidad que posiblemente no nos guste. Y esto podría aplicarse a ambas partes, tanto a la defensa como al Estado, e incluso a nosotros mismos como espectadores.

Una de las peculiaridades, sin embargo, es que el documental nos muestra absolutamente todo desde la perspectiva de la defensa: de la de Peterson, sus abogados y sus hijos, ya que la familia de Kathleen así como los abogados del Estado no dieron su permiso para que las cámaras les siguieran, mientras que Michael Peterson quería que se grabase hasta el último rincón de su casa y su vida. (En el caso de los abogados del Estado, dieron permiso al inicio pero tras unas semanas se arrepintieron y lo revocaron).
Ahí entra la opinión de cada espectador, en si este punto de vista afecta a la objetividad del documental, y si lo que se nos ofrece es totalmente imparcial y neutral o por el contrario el punto de vista absoluto nos condiciona a la hora de posicionarnos.

La calidad del documental y lo surrealista (?) de la historia me parecen de 8/10 por lo menos, y he disfrutado viéndolo como pocos documentales en toda mi vida, porque te hace cuestionarte tus propias creencias en todo momento, pero le pongo un 7/10 ya que al hablarlo con otras personas y buscar información por otros medios (contrastados) y al ver entrevistas de los implicados y de lo que ocurrió en los juicios, he descubierto que hay unos cuantos datos, quizás no demasiados, pero suficientes para cambiar la perspectiva, que no son ofrecidos, así como partes importantes del juicio que fueron suprimidas.

Uno de los “problemas” o ventajas, según cómo quieras verlo, de los documentales, es para mi el hecho de que como lo que estás viendo es una historia real, con personajes que existen fuera de la pantalla y unas vidas detrás, a diferencia de la ficción, tiendes a confiar en exceso en lo que te muestran y en quienes lo hacen.
Hacer un documental 100% objetivo no sólo me parece extremadamente difícil si no que no creo ni que sea posible. No obstante, para mi, el director francés lo hace bastante bien, o al menos eso parece, sobre todo en los primeros episodios.
(Sigo en spoiler)

PD: Aconsejo no buscar absolutamente nada de información acerca del caso o de los implicados antes de ver el documental. Después de verlo, busca todo lo que puedas, lee, contrasta, y piensa lo que quieras, porque ahí es donde está la diversión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AnaCleta
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7
27 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A sus 12 años Simón (Kacey Mottet) ejerce en su hogar un rol que va más allá del papel de hermano pequeño. Vivaz y despierto como muchos adultos quisieran, pasa el tiempo robando en una estación de esquí siendo esta su única fuente de ingresos que mantiene a él y a su hermana mayor Louise (Léa Seydoux).

Si en la anterior película de Ursula Meier se hablaban de relaciones familiares con altibajos, en "L'enfant d'en haut" vemos unos lazos desgastados por la soledad, el desamparo, la frustración y un niño con la tenacidad suficiente para intentar recomponerlos. Según avanza la historia más se aleja el personaje de Simón del modelo un niño de 12 años y más se acerca al de un padre de familia o al de un hermano mayor, sin embargo, la pronta madurez que se ve obligado a adquirir no está reñida con las carencias afectivas que han germinado en su interior como consecuencia de este hogar desectructurado y, en definitiva, de Louise.
Ésta se ve inmersa en un mundo al cual siente que no pertenece, arrepintiéndose día tras día de la decisiones tomadas y focalizando sus miedos y desgracias en Simón que no ceja en su intento de sentirse querido, de tener una madre cuyos abrazos no haga falta comprar con francos, tejanos o un abrigo nuevo.

Es curioso como ante un determinado suceso en el transcurso del film se transforma el modo en la que el ojo del espectador mira la relación entre Louis y Simón, haciéndole a éste replantearse lo que ha visto hasta ese momento y crear un nuevo juicio acerca de los personajes, haciéndole reflexionar y tomar un papel más activo en la historia.

Esta es, en definitiva, una pequeña historia que comparte sencillez con sus personajes que se hacen pequeños ante la inmensidad del paisaje que les rodea (como bien sabe dejar ver Ursula Meier echando mano de esos grandes planos de las montañas que envuelven y esconden a Simon y Louise) como evocación de los problemas y faltas a las que ambos tienen que hacer frente en un mundo que no les pone las cosas fáciles a la hora de quererse.
AnaCleta
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9
13 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una-injustamente-desconocida miniserie aquí en España que desde luego no deja indiferente a nadie. La historia se sitúa en la Suecia de la década de los ochenta, concretamente en Estocolmo, aquel que quedó marcado con la huella que el SIDA dejó en la ciudad en la misma época. Con la enfermedad como personaje omnipresente a lo largo del metraje, es la relación entre dos jóvenes homosexuales, Rasmus y Benjamin, la que conduce la narración.
El título representa el que es uno de los principales temas a tratar en la historia: la ignorancia y el desconocimiento de una sociedad acerca de una enfermedad que provocó, no sólo el rechazo a todos los afectados, sino también el dolor y la muerte de éstos provocados por la falta de información facilitada tanto a los ya enfermos como a los que no pudieron y no supieron como evitar el contagio. El primer capítulo, El amor, comienza precisamente con un joven atormentado por el dolor en una cama de hospital mientras las enfermeras, protegidas con máscaras, trajes hasta los tobillos, gafas y gorros curan las heridas provocadas por lo que en ese momento piensan que es una epidemia que se contagia por motivos desconocidos y de la cual los homosexuales resultan ser las principales víctimas. En ese momento, una de las enfermeras se compadece del dolor del joven y decide quitarse un guante para secar una de sus lágrimas. La otra enfermera, visiblemente irritada, le reprocha su comportamiento "Espero que cuides bien tus manos. Si vas a limpiar lágrimas necesitas guantes".

Atención SPOILER:
La primera parte de la trilogía narra una etapa de descubrimiento sexual y personal de los protagonistas, del primer amor para unos y el último para otros, de la búsqueda y aceptación de una identidad propia que no ha podido manifestarse hasta el momento presente, hasta ese punto de inflexión. En el caso de Rasmus este punto de inflexión comienza con la mudanza desde su pequeño pueblo hasta la capital para él soñada, la de la libertad y rebeldía. La de la expresión de una homosexualidad hasta entonces existente pero no manifiesta. Para Benjamin, miembro de una familia de testigos de Jehová, las fronteras que le privan de su libertad no son geográficas sino familiares
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AnaCleta
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8
21 de septiembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Murielle (Émilie Dequenne), una joven belga de ojos azules experimenta el amor desde lo más profundo de su alma junto con Mounir (Tahar Rahim), un prometedor marroquí que vive con André Pignet (Niels Aestrup), un médico adinerado que le proporcionó una vida mejor que la que se le ofrecía en su país natal.

Enamorada, con una nueva familia y ningún tormento en el horizonte Murielle comienza su vida. Sin embargo, el tiempo que no perdona a nada ni a nadie, hace de las suyas como ya lo hiciera con Audrey Hepburn y Albert Finney en "Dos en la carretera" y más recientemente con Ryan Gosling y Michelle Williams en "Blue Valentine" penetrando en las almas de cada uno de los personajes y cambiando esos ápices que tornan la novedad en rutina, la familia en carga y el amor en odio.

A veces, cuando planeamos un viaje pasamos por alto los inconvenientes cegados por el fin para ser más tarde castigados por los medios. Nos olvidamos de los baches del camino y solo imaginamos las risas, los chapuzones y el momento de sentarnos juntos a la mesa. Así que cuando llegan las curvas, las quemaduras o los golpes no sabemos afrontarlos, no hemos sido preparados, sabíamos de qué color era el autobús en el que viajaríamos pero nunca pensamos en cómo sería por dentro.

Con este planteamiento como premisa el cuarto film de Joachim Lafosse se presenta como un film desolador en el que el blanco atraviesa una larga escala de grises para acabar en el negro más sombrío en el cual Murielle se ve inmersa. Se echa en falta sin embargo un retrato más intimista del personaje principal que permita al público una mayor empatía como bien supo hacer Sean Durkin en "Martha Marcy May Marlene" donde los largos planos ocupados tan solo por miradas y gestos apartan a las palabras. No obstante la interpretación de Émilie Dequenne nos hace olvidar por completo cualquier objeción al respecto transmitiendo tanto o más con lo que no se dice que con lo que se dice.

Y así mientras suena "Femmes, je vous aime" Murielle se pregunta cómo ha llegado hasta ahí, por qué pudo ser y no fue y por qué nunca será.
AnaCleta
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7
22 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El río trae mucha basura. Alguna vale mucho y otra no, tienes que saber cual vale la pena y cual hay que dejar ir” dice el ya habitual en las obras de Jeff Nichols, Michael Shannon en el último film del estadounidense, una de las frases del personaje (esta vez con un papel más secundario que en “Shotgun stories” o “Take Shelter” ambas de Jeff Nichols) que bien puede resumir uno de los leitmotivs de “Mud”, la tercera de un director que lejos de llamar la atención con grandes producciones se abre camino con pequeñas piezas cargadas de grandes contenidos

En este río en el que viajan más cosas de las que parece tienen lugar las aventuras de Ellis, un niño de 14 años, y su amigo Neck (Jacob Lofland) que le acompaña a dondequiera que vaya, ambos nacidos y crecidos bajo el sol de esa Norteamérica rural de la que se sirve Nichols en todas sus películas influenciado por sus propias vivencias en Arkansas.
Motivados por una de sus aventuras cruzarán el río hasta llegar a la isla donde encontrarán al extraño Mud, un hombre sin hogar que está esperando al amor de su vida Juniper, ambos interpretados por Matthew McConaughey y Reese Witherspoon respectivamente, los cuales han decidido salir de esos domingos en las pequeñas pantallas a las que nos tienen acostumbrados con una salida más estelar, destacable y un tanto inesperada (en el buen sentido) del protagonista masculino.
Este encuentro entre Ellis (Tye Sheran, al que no hay que perder de vista como futura promesa) y Mud supone un viaje para el adolescente en el que sin apenas darse cuenta dejará atrás pequeños ápices de lo que era para encontrarse de frente con el desengaño y la decepción pero también con el amor y la esperanza que le llevarán por el camino de la madurez.
La historia de estos personajes avanza con el ojo de la inocencia de Ellis como visor que encuentra en Mud no sólo la esperanza que su padre no es capaz de darle con respecto a la vida sino una posible proyección de sí mismo en el futuro y a la vez un paralelismo entre la historia de sus padres y la de Mud y Juniper que le obliga a aferrarse a la idea de la existencia un amor verdadero e indestructible.
Nichols consigue crear un retrato intimista de los personajes muy característico del cine independiente gracias al cual se hacen visibles los pensamientos de los personajes incluso cuando no hay diálogos de por medio y puede que incluso más aún cuando esto sucede, se hacen transparentes como ya hiciera en su anterior película “Take Shelter” donde se consigue tal empatía entre el espectador y el personaje que llegamos a desear que realmente llegue el desastre natural que este tanto ansía.

Otras películas de esta “categoría B” ya consiguieron efectos tales que dejan al descubierto el alma de los personajes postrándolos desnudos en la pantalla como ya hiciera Sean Durkin en “Martha Marcy may Marlene” con una estupenda Elisabeth Olsen o Nicolas Winding en la reciente “Drive” con un Ryan Gosling que no necesita hablar para que sepamos lo que está diciendo. Esto es algo que también puede verse en el trabajo de Terrence Malick con el que es frecuentemente comparado, quizás también por la concesión que ambos hacen a la naturaleza como elemento esencial en la vida de los personajes y en el propio film, siempre cargada de metáforas y del contenido tratado en la película como en “Take Shelter” (posiblemente superior a las otras dos obras del director) donde si bien aquí el miedo, la inseguridad y la incomunicación son representados a través de tormentas y tornados, en “Mud” la inocencia, los problemas y la esperanza dependen de las corrientes de un río.

Y es que, al igual que en la perturbadora Mulholland Drive de David Lynch sabemos que no estamos ante la simple historia de una mujer con amnesia, al igual que en "El árbol de la vida” de Malick la trama no se reduce a los problemas familiares, las historias de Jeff Nichols contienen más entrañas de las que muestra su superficie y que sólo él sabría mostrar con tal ritmo y delicadeza. Nos habla de las relaciones y la violencia (Shotgun stories), de los miedos, la incomprensión y el intento de aquellos de nuestro alrededor por comprendernos (Take Shelter) y más recientemente del amor y el desamor, la inocencia y la madurez, la esperanza y el desengaño desde tantos puntos de vista como son posibles en una pequeña pero necesaria historia de personas en busca de algo o de alguien.
AnaCleta
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