La serie original, creada por los incansables Hannah-Barbera funcionaba por dos razones: la primera, eran otros tiempos dónde los productos tenían guiones más simples pero, y está es la segunda, estaban dirigidos a un público infantil y a los niños se les entretiene con poco.
Pero estamos en el siglo XXI, y esa simplicidad a la hora de crear ficción no debería seguir existiendo, para más inri cuando la película no conserva ninguno de los elementos que hacían la serie un producto bueno. Algunos productos animados de este corte se pueden salvar por los actores, y por un guión más o menos decente, pero este no es el caso. Tom Cavanagh y Anna Faris, el ranger de Yellowstone y una tía que viene a filmar a Yogi están mal, no expresan ni aportan nada. Para colmo, hay que aguantar al ayudante del ranger, que no es más que una simple caricatura del tipo bobo y ninguneado de turno. Por su parte, los efectos visuales son más bien normalillos, y teniendo Yellowstone como telón de la historia, habiendo cuidado ese punto el resultado podría haber sido muchísimo más grato (aunque sólo fuera para la vista).
Yogi ha perdido la esencia de la serie original y le han convertido en un monigote con patas, molesto e incapaz de conseguir que nos importe nada lo que le pasa. El malo de turno, el estúpido del alcalde tampoco hace nada reseñable (aparte de tocar las pelotas...). Los únicos salvables son su ayudante Nathan Corddry (el chico está ahora en 'Harry's Law' y estuvo en 'United States of Tara', manejando ambos papeles de forma correcta), y Boo-Boo, que no es tan estridente como Yogi, pero sigue sin aportar demasiado a la trama, precisamente porque queda eclipsado por las gilipolleces de este. Una trama, por cierto, que no podía ser más tópica, tonta y mal ejecutada.