Desde el tráiler la película nos presenta una sociedad sumida en un contexto caótico debido a una revuelta social, y el resultado final no podría ser otro que un caos. Pues esta historia que se presenta como una distopia se termina convirtiendo en una pendejada.

Resulta evidente que debemos analizar esta película desde una mirada política, social y cultural. La propuesta narrativa es la típica: por un lado la clase burguesa, por el otro la clase trabajadora, y en el centro una revuelta y sálvese quien pueda. Pero, a diferencia de la mayoría de las películas que tratan este tema ahora nos ponemos en la piel de los burgueses, o al menos eso pensamos en un comienzo.

El director nos deja bien claro que nunca estuvo en una manifestación y que no sabe como es una revuelta. Lo que en principio parece (o más bien es) una revuelta popular de la clase trabajadora para hacerse con el poder, rápidamente se transforma (sin razón aparente) en un grupo armado y organizado que domina las calles, generando más caos del que ya existía.

Sin entrar en spoilers, el final es predecible. Resulta absurdo ver al ejercito atentando en contra de la clase burguesa, y aún más absurdo ver al pueblo trabajador siendo partícipe en una lucha que no los favorece en nada. Le falta ser más cuidadosa con los temas que trata, pues a cada paso que da se vuelve más pretenciosa, y termina siendo difícil creer lo que nos esta contando.