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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
9
Drama Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia y adolescencia, que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo intentando sobrevivir en diferentes situaciones. Durante todo ese tiempo, Chiron tendrá que hacer frente a la drogadicción de su madre y al violento ambiente de su colegio y su barrio. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2017
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mar, enfrente, con su eterno e incesante oleaje. La luna, inmutable ahí arriba, y cambiante a la vez según sus fases. Son los testigos privilegiados de la vida y la evolución de Chiron. O de Little. O de Black. No son tres personas. Es una sola. Los nombres no se eligen como tampoco la forma en la que uno ama. Por eso, al principio en su inocencia, Chiron será Little. Más tarde Black supondrá el refugio en el que bajo un caparazón de fingida dureza Chiron oculte toda su fragilidad en un mundo en el que no hay lugar para los débiles. Sólo cuando decida realmente enfrentarse a ese mundo a pecho descubierto será de verdad Chiron.

No es fácil crecer en un mundo en el que no hay lugar para la fragilidad. No es fácil crecer sintiendo que eres distinto. Chiron tendrá al mejor maestro en la persona de Juan que parece tenerlo bien aprendido- breve pero intensa presencia de Mahersala Ali, con un personaje de los que dejan huella. Él también se ha fabricado su propio caparazón. En una de las escenas más hermosas de la película (y tiene unas cuantas) Juan enseña a nadar al pequeño Chiron. Más que a manejarse en la vida, a mantenerse a flote dentro de la misma. “Moonlight” es la historia de un aprendizaje, pero también es la historia de una frustración. O de dos. O de tres.

Preciosa película. Preciosa historia. Con un excepcional manejo de la elipsis y de los tiempos narrativos el Jenkins guionista supera por una cabeza al Jenkins director que llega a agobiar en algún momento puntual con el innecesario uso de la cámara en mano. Tampoco molesta demasiado. La historia que nos cuenta es tan absorbente que uno llega a olvidarse incluso de que hay una cámara filmando. No es el “Boyhood” negro que muchos nos venían anunciado. No hacen falta doce años de filmación ni tres horas de metraje para contarnos lo que es la vida. Frente al impostado experimento en el que finalmente se erigía el film de Linkater, “Moonlight” se nos muestra como un intenso y fluido cóctel de emociones sinceras.
Juan Solo
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