Excepcional recreación de los avatares que tuvo que vivir el joven productor Paul S. Ruddy durante la preproducción y rodaje de la película "El Padrino" a principios de la década de los 70 del pasado siglo, desde las sempiternas dificultades presupuestarias, a las dificultades de elaboración de uno de los casting más perfectos de la historia, pasando por las presiones para convertir una exitosa novela en un guion cinematográfico, o por la búsqueda de localizaciones que hoy ya son escenarios inolvidables, e incluso por la mismísima injerencia de la mafia italoamericana de la época.

Todo contado en un tono elegíaco, con una precisión milimétrica, en un guion que atrapa desde la primera escena, sin soltar al espectador hasta el final, con la recreación de la ceremonia de entrega de los Oscar de 1972, secundado por un excepcional reparto en el que destacan Miles Teller, Matthew Goode, Burn Gorman, Giovanni Ribisi y Juno Temple,

Pero donde más destaca esta miniserie es por el amor que todos sus capítulos muestran por el mundo del séptimo arte, desde la primera cena italiana del equipo técnico y artístico al completo, a los travellings sobre los fascinados rostros de los espectadores al visionar una proyección, o en la tensión, pasando por la devoción que muestra todo el equipo ante el inicio del rodaje de cualquiera de las míticas escenas del filme.

No cabe duda de que su visionado empuja a revisar toda la saga de esta obra imperecedera, que ha sido conceptuada como obra maestra del cine, como visión incisiva de la sociedad estadounidense, o como reflejo cruel del mismísimo capitalismo occidental, si bien conocer sus entrañas, las dificultades de gestación de esta obra maestra, nos hace añorar, en estos tiempos de auge del cine de escapismo y evasión, aquella otra forma de entender, pensar y hacer cine, aquella época en la que algunos cineastas se sentían orgullosos de sus aspiraciones artísticas y soñaban con tener la posibilidad de contribuir a que el cine siguiese siendo considerado el séptimo arte.