Una sombra agazapada y amenazante se sitúa en el punto de mira de la cámara de F. Lang que no está dispuesto a perder la oportunidad de seguirle el rastro.
Su cine minucioso y descriptivo, su habilidad para combinar con maestría los elementos de la técnica narrativa y el dominio de todos los ámbitos que constituyen el universo de la pantalla se ponen a contribución de una historia tensa y de hondo cariz emocional.
El director germano utiliza picados y contrapicados originales, encuadres creativos, contrastes dinámicos y, en general, una admirable fotografía junto a un argumento rotundo que delimita los perfiles de un meritorio largometraje que revolotea sobre sí mismo y que se debate continuamente entre lo conciso y lo prolijo.
Pero, cada vez que gana lo segundo, se resiente la capacidad de fabulación y cede su lugar a la perfección técnica, que siendo estimable, nunca puede considerarse el mayor valor de una película.