Descripción minuciosa del contexto, detalles adyacentes, consideraciones aleatorias, concomitancias, entronización de la anécdota, circunstancias colaterales y la sustantividad del exordio sirven a P. Almodóvar para realizar un ejercicio de postergación que lleva al espectador a pensar que entrar en materia es cuestión irrelevante.
Pero bien mirado también en muchas ocasiones en la vida real resulta difícil deslindar lo esencial de lo accesorio.

El director sabe plasmar su intriga en escenas que juegan a la dilación, que apuntan sin disparar y que seducen con el sólo señuelo de la insinuación.
Conoce las claves para desenvolverse entre lo superfluo.

Y al final cierra el círculo para que cada pieza ocupe su lugar.