Una ambientación exquisita y una fotografía que raya a gran altura proporcionan el marco de referencia para una historia de hondo calado psicológico -C. Dane- que ya conocíamos por la adaptación de G. Cukor -Doble sacrificio- en 1932.
La propuesta de J. Farrow es valiente, demuestra su conocimiento del oficio y acredita una gran soltura para describir con habilidad las situaciones más comprometidas.
La película es atractiva, muy fluida, seria y rica en matices que se realzan por la estupenda intervención del elenco, tanto en los papeles protagonistas como en los secundarios.
Eficaz y expresiva narración..