Cuando determinadas facetas de Hollywood se muestran en pantalla parece que su consecuencia natural será la de restar brillo a ese mundo de locos o disminuir su glamour.
Pero si la desmitificación llega desde una magnífica propuesta, si se emplea un tratamiento cinematográfico exquisito, si el componente mágico se incorpora como un elemento cotidiano y si se emplea un imaginativo lenguaje narrativo, el resultado es el contrario.

Excepcional película musical enriquecida con singulares piezas coreográficas de cuerpo y de mente y una versión increíble de “Bye Bye Love”
Fuertemente humana, poco convencional y con enorme dosis de creatividad formal nos encontramos con que cuarenta años no han hecho mella en el largometraje y mantiene su vigencia como el primer día.
Todos los días empieza la función y todos los días es diferente.