Un hombre joven (Robert Pattinson) atravesando una situación económica desesperante y con todo el impulso para ayudar a su hermano, quien tiene un retraso mental, comete un robo de manera ingenua el cuál lo irá colocando en una serie de situaciones desafortunadas. El filme hace una retrato de una colección de individuos desafortunados (en diferentes grados) en la sociedad urbana, que se van asociado (o desasociando) del personaje en diferentes momentos de su travesía.
Es un retrato sórdido de la sociedad olvidada en un mundo de aparente progreso (o de progreso selectivo), un mundo donde muchos están resignados a una laberinto con una salida reservada para otros.
Sin embargo, adolece de una deficiencia y es que desconocemos las motivaciones del personaje principal. No sabemos por qué elige el camino del hampa y no aprovecha su condición de hombre blanco urbano (de por sí un privilegio) para vivir una vida regular e incluso trabajar para que el sistema adquiera mayor simpatía por el hermanoo -quien claramente es un individuo menos privilegiados en esa sociedad urbana super competitiva-. Pese a esa falencia en la creación del personaje, el filme sale adelante gracias Pattinson que le da vida y que hace del espectador su cómplice.