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España España · Barcelona
Voto de Cirujano:
1
Drama. Romance La pasión de una mujer por el estudio de las mariposas y las polillas pone a prueba la relación con su amante. Día tras día, Cynthia (Sidse Babett Knudsen) y Evelyn (Chiara D'Anna) interpretan un provocativo ritual que que consiste en castigar a Evelyn con una sesión de placer y sadomasoquismo fetichista. Cuando una de las dos desea una relación más convencional, entonces la obsesión erótica de la otra se convierte en una adicción incontrolable. (FILMAFFINITY) [+]
11 de octubre de 2014
27 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ve una bazofia cinematográfica como The Duke of Burgundy y luego lee en las críticas “profesionales” de la página de la película en filmaffinity cosas como: “inteligente en lo emocional”, “una delicia constante” o “la película es tan seductora y elusiva que, después de verla, ya estás deseando verla de nuevo”, no tiene más remedio que escribir una reseña en las “críticas no profesionales” para desmentir (o al menos contrastar) estas afirmaciones.

La película (según las propias palabras del director, que nos la presentó en el Festival de Sitges) nace como un homenaje a Jess Franco. Los amantes del género conocerán perfectamente la obra de este irreverente director, cuyas películas tienen todas un mismo aliciente explotado hasta la saciedad: terror fantástico de serie B pasado de vueltas, muy digno y arriesgado para la época, y un erotismo sangriento, perverso, de indisimulada querencia lésbica. Aparte de esto no tiene nada más (aunque para los amantes del género lo es todo, porque estas dos cosas las hace realmente muy bien), salvo una ambientación muy reconocible. Pues bien, coge una película de Jess Franco, quítale estos alicientes: el terror fantástico y el erotismo perverso, y te queda The Duke of Burgundy, es decir, nada, salvo esa ambientación visual-fotográfica de época que, eso hay que reconocer, Peter Strickland recrea a la perfección, con un mayor talento artístico y de dirección que el de Jess Franco…, pero bueno, 40 años después, tampoco es mucho decir.

La película trata sobre la relación amo-esclava, rol de sumisión (la sinopsis habla de sadomasoquismo, yo creo que ese término en este caso está equivocado), entre dos mujeres que son pareja. La aportación más interesante (y única) al film es comprobar cómo la señora que interpreta el papel de ama acaba sintiéndose más esclava, a causa de la presión a la que es sometida por la obligación de cumplir con su papel, que la propia sumisa. El punto de partida parece suficientemente interesante, el problema es que esta situación se desvela en el minuto quince de metraje, y a partir de ahí la película entra en un bucle de escenas no solo reiterativas sino idénticas que ni evolucionan ni avanzan ni profundizan en absolutamente nada. Secuencias deslavazadas que avanzan y retroceden en la trama sin llevarte a ninguna parte. Todo esto salpicado con disertaciones taxonómicas sobre polillas (¿) que no tienen relación alguna con nada.
En fin, yo no haré como he visto a muchos usuarios de filmaffintiy decir “lo que hubiera hecho yo” para que la película hubiese sido magnífica, no seré tan pretencioso, aunque sea un ejercicio que no me disgusta cuando lo leo. Pero si ruedas una película en que el único tema es la relación de rol amo-sumisa de una pareja y sus consecuencias emocionales (apenas aparecen un par de personajes secundarios más en todo el filme sin ningún tipo de relevancia), pues céntrate en ello. Es decir, recréate en mostrar esas escenas, no pases por ellas de puntillas, crea una ambientación sexual, erótica, perversa verdaderamente transgresora que nos coloque en situación (el erotismo, la perversión y la transgresión brillan por su ausencia) y adéntrate en la psicología de los personajes, en su evolución para comprender sus acciones. Pero no hay nada de eso. Y por qué me pregunto yo. Mi hipótesis es bien sencilla: hay cierto cine de culto contemporáneo absolutamente adulterado y pagado de sí mismo, en que se considera demodé que el cine sea narrativo y que el espectador pueda empatizar con los personajes. Cuanto menos trama y más inaccesibles sean los personajes mejor. Y me parece una vergüenza. Yo, que soy consumidor habitual de verdadero arte de culto, tanto en cine (Léolo, Viridiana, Blade Runner, por decir tres pelis muy distintas entre sí), en música (Corcobado, 713avo Amor, Novy Svet) o en Literatura (Juarroz, Lautréamont, Artaud, Duprey), considero que esto es una bazofia.
Cualquier que conozca mínimamente el BDSM o haya experimentado un poquitín con los juegos de sumisión/humillación no verá en esta película nada que pueda atraerle en absoluto; esta película es capaz de impactar, pervertir o transgredir del mismo modo que lo ha hecho 50 sombras de Gray solo a amas de casa reprimidas. E, imagino, que el objetivo de una película tan y tan y tan de culto como esta no es ese.

Por último decir que, irremisiblemente, esta película te lleva a recordar a la grandísima Secretary. Una película cuyo tema principal es muy similar: una relación de amo-sumisa, su evolución y cómo afecta emocionalmente a la pareja. La única diferencia es que en Secretary hay trama narrativa (¡pecado!), empatizas al máximo con los personajes, te los crees y, sin la necesidad de ser demasiado explícito y poder ser comercializada a un amplio público, es tremendamente perversa, erótica, excitante y transgresora, y en lo que es más transgresora, de hecho, es en las implicaciones teórico-emocionales que se desprenden, en el aspecto psicológico y amoral (que no inmoral). Una auténtica obra maestra del género que Peter Strickland debería ver (si no lo ha hecho ya) y dedicarse a otra cosa.
Cirujano
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