Funcionará a la perfección entre los que hemos disfrutado de alguna de las vertientes del Lobo Blanco, aunque dudo que logre cautivar a masas como hizo Juego de Tronos. La serie es aceptable, quizás roce el notable para los que ya somos fans de la saga. Pero se encuentra a años luz de la producción de HBO, a pesar de su decepcionante final.

Aunque las criticas más agudas se ciñan sobre los actores, creo que el problema principal es de guión, de estructura, de adaptación, de saber convertir una novela en una serie de televisión. Se ha seguido la obra del escritor polaco como si fuera una escritura sagrada y ahí se ha perdido una oportunidad de oro para darnos una gran serie de televisión que cautivara a millones.

Para los profanos en el mundo de The Witcher, los personajes, las regiones, los conflictos políticos, los saltos en el tiempo deben resultar un auténtico galimatías. Incluso para mí lo son. En vez de darnos profundidad nos crean desconcierto, en vez de darnos explicaciones o cuestiones a resolver, nos proporcionan aburrimiento.

Creo que el camino marcado por la trilogía de El Señor de los Anillos, o en Juego de Tronos, era el que se debía haber seguido. No para conseguir un plagio de ninguna de las dos obras, sino para crear un Witcher a la altura de las expectativas, y no un Lobo Blanco que, en un combate con su gemelo de los videojuegos, besaría la lona por KO.

P.D. Reconozco que tras terminar la primera temporada me quedo con ganas de más, creo que, aunque la serie está cocinada a fuego lento, cierra con un buen clímax. Abre las puertas a una segunda temporada que esperemos que suba el nivel, que lleve al Carnicero de Blaviken a las cotas de excelencia que esperábamos.