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Voto de Revista Contraste:
5
Drama John Parker, un joven de 19 años de Manchester, se embarca en un viaje a Brighton, cuna espiritual de los Mods, en una antigua scooter Lambretta que le dejó su padre. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante los años setenta y ochenta, resurgió el Mod, una subcultura de rebelión juvenil que se caracterizaba por conducir las motocicletas scooters. Del mismo modo, Destino a Brighton resucita el movimiento a través de la nostalgia con la historia de John, un joven que se embarca en un viaje en moto para esparcir las cenizas de su padre en la ciudad de Brighton, y reencontrarse con el pasado de su progenitor.

Los jóvenes Patrick McNamee y Sacha Parkinson hacen un buen trabajo encarnando a un chico apenado y afligido por la pérdida, y a una chica descarada e independiente respectivamente, frente a un guion un tanto endeble. Sin embargo, el resto de personajes son plenamente estereotipados y las interpretaciones dejan mucho que desear. De hecho, el largometraje se sostiene en su mayoría gracias a una banda sonora que incluye éxitos clásicos de Paul Weller, The Jam, The Style Council y The Cords. Es inevitable pensar que la mayoría del presupuesto de esta pequeña producción independiente británica se haya destinado a los derechos de las canciones. Por otro lado, la música melodramática en las escenas con una mayor carga emocional queda algo redundante y le quita credibilidad a la propuesta.

Por lo que respecta a su ejecución, Chris Green, escritor y guionista, no aprovecha lo suficiente el recurso del paisaje característico de las road movies, al emplear planos que no favorecen al desarrollo del viaje y al abusar del uso de la cámara en mano. El arco de transformación del protagonista queda desdibujado por una predictibilidad en el desenlace. Asimismo, el montaje por el Brighton Pier –con una estética clara de videoclip que se alarga demasiado– no ayuda a eximir a esta cinta de estar sobrecargada, incluso con solo una hora y media de metraje.

Destino a Brighton no es necesariamente un título para el recuerdo, es más una película de confort y especialmente dirigida a los nostálgicos, pero es simpática y agradable de ver. Funciona como un coming-of-age film, con un encanto ingenuo y cándido engalanado con el estilo motero de la década de los setenta y ochenta.

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Revista Contraste
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