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Voto de Revista Contraste:
7
Drama Kenneth Feinberg (Michael Keaton), un poderoso abogado de Washington D. C. que recibe el reconocimiento de "Special Master" por la fundación 9/11, se dedica a luchar contra el cinismo, la burocracia y la política relacionada con la administración de fondos públicos. Su batalla le lleva a descubrir el verdadero significado de la vida. Basada en hechos reales. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto cuesta la vida? Es una pregunta que el abogado Kenneth Feinberg trataba de responder con sus alumnos. Siguiendo algunas pautas genéricas, el mediador aproximaba una cifra para definir la indemnización por la pérdida de un ser querido. Y esa incómoda cuestión es la que Worth plantea a la audiencia en un biopic convencional que, al mismo tiempo, aborda la catástrofe de los atentados del 11 de septiembre de 2001 veinte años después de que tuviera lugar.

Afortunadamente, en vez de caer en la emotividad fácil a la que daba pie el contexto, la cinta mantiene un tono sobrio y respetuoso y se centra en los litigios legales, como si fuera una serie televisiva de juristas. Gracias a ello, logra captar la atención del espectador, que pronto se ve absorbido por el trabajo del bufete de Feinberg, lo que le estimula a reflexionar acerca del dilema filosófico alrededor del cual gira Worth.

La propuesta es cinematográficamente correcta pero, sin duda, lo mejor es su título y lo que deriva de él. Asimismo, su gran acierto es la evolución de personajes y el casting, que aporta veracidad. Las escenas que comparten Michael Keaton y Stanley Tucci son magnéticas y el vínculo entre esos dos protagonistas es fascinante. Aparentemente opuestos en manera de pensar, ambos tienen la intención de llegar a entenderse, escuchando el punto de vista del otro y, probablemente a causa de esto, la película deja una sensación muy agradable.

La transformación de la personalidad de Feinberg, inicialmente fría, racional y calculadora, hacia un extremo más humanitario, ayuda a pensar sobre la justicia, el valor de las personas –mas allá del económico– y la apertura a la escucha activa. El cambio de intención del letrado –que, al principio, acepta por su ego un trabajo que nadie más quiere asumir– pone de manifiesto que se pueden llegar a hacer las cosas bien.

Quizá el inconveniente de este drama sensible es que, en su segunda mitad, el problema ético se sustituye por la compasión o un buen hacer simplista, que reducen el conflicto y dejan la solución como evidente. No obstante, este largometraje conmovedor (aunque discreto) sugiere interrogantes complejos y retrata con precisión a las figuras que lidiaron con un tema tan espinoso como fue el fondo de compensación a las víctimas.

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Revista Contraste
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