Black Panther ha pasado a ser la tercera película más taquillera de la historia de los Estados Unidos, pasando por encima de Titanic (James Cameron, 1997). Está claro que ninguno de estos filmes puede ser comparado porque son muy distintos en mensaje, en géneros, en los patrones a seguir. Sin embargo, el valor que cada una pueda tener para el cine está a años luz: Titanic hacía algo fascinante en su día, a nivel visual, a nivel narrativo, que si bien no era un trabajo perfecto y sobresaliente, era uno brillante, uno muy sólido que en parte merecía el éxito que ha podido tener. En parte.

Aquí, estamos frente a una película que no lo merece en lo más mínimo. Titanic podría estar sobrevalorada para ser tan sumamente vendida, para tener la importancia que en su día (y, sinceramente, a día de hoy veo que no tiene) tenía, pero con Black Panther la cosa va muchísimo más lejos.

No estoy diciendo que el trabajo de Ryan Coogler sea malo per se; de hecho, opino que Black Panther es capaz de entretener, de hacer pasar el tiempo rápidamente [como Spider-Man: Homecoming (Jon Watts, 2017) lograba] y de resultar algo relativamente agradable de ver, pero lo siento, no es una buena película tampoco.

Black Panther no hace nada especialmente bueno: sigue una estructura típica, está repleta de clichés, de personajes sin desarrollo digno de elogio, ... De hecho, en más de una ocasión, se descentra, se despista y se sale de tono (como la misma Titanic lo hacía en su día). Hay giros de guión incoherentes, datos inverosímiles que, pese a hallarnos en una película de superhéroes, desentonan demasiado.

Cojamos el ejemplo de Origen (Christopher Nolan, 2010), no para comparar una película con la otra porque tampoco creo que tengan mucho que ver, sino para demostrar que un mundo o unas teorías fantasiosos pueden resultar un esquema de lo más detallado, realista y coherente posible. Origen creaba un mundo, unas reglas muy específicas que pueden ser más o menos realistas en sí mismas, pero que funcionaban en todo momento y que siempre se respetaban consecuentemente. Te daban unas bases, y esas bases valían para todo. Aquí, esta libertad creativa no es siempre acertada, y más de una escena / situación resta coherencia al guión. En mi opinión, se debe a un mal enfoque, a una propuesta que en sí misma podía dar mucho más de sí y que el no querer hacer las cosas de manera... "elitista" rebaja demasiado la nota que puedo atribuirle a Black Panther.

No diré que me parece la peor película del Marvel Cinematic Universe [para eso está Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010)], pero ni de lejos me parece una de las mejores; ni siquiera me parece que entre en el apartado de lo que el MCU ha hecho bien. Spider-Man: Homecoming, Ant-Man (Peyton Reed, 2015), incluso la propia Hulk (Louis Leterrier, 2008) hacían cosas mucho más compactas, por encima de la media; más trabajadas, más coherentes en su mayoría, más... ambiciosas.

En fin, me alegro un montón por quién se sienta fascinado con Black Panther, que todo sea eso. Sólo me veía en la necesidad de compartir qué es para mí Black Panther para mí: una película sin más, del montón, que no merece en lo más mínimo todo el "boom" que ha tenido. Avis aux amateurs.