Llevaba mucho tiempo queriendo ver esta película. Primer error: Hacerlo a la hora de la siesta, un domingo por la tarde, ideal para descansar del ajetreo de la semana. En los diez primeros minutos, supe que no era el mejor momento. La fotografía, la ambientación, la elegancia con la que está rodada son los elementos positivos de la película. Lo negativo, que no pasa absolutamente nada. Niñas escribiendo a máquina, niñas susurrando, niñas gritando, niñas corriendo, niñas en el colegio. Pero nada más. No hay una trama, un argumento, algo que sustente la película. Igual, está llena de metáforas que yo no supe ver, que no supe coger al vuelo y por eso me pareció una película aburrida y excesivamente larga a pesar de sus escasos 93 minutos de duración.

Respecto a las actuaciones, son maravillosas. Eso, no lo dudo. Ana Torrent ya demostraba cualidades como actriz. Esa naturalidad, esa expresividad, esa mirada que te hipnotiza y no te suelta. Fernando Fernán Gómez, es un gran actor y aquí lo demuestra una vez más. Por su parte, Laly Soldevilla sale poco pero en una papel entrañable y encantador.

El problema de la película, es que no pasa nada, es una sucesión de imágenes con más o menos conexión, pero sin un hilo conductor claro. Igual, eso es lo que quería el director, que cada uno tuviera su visión particular de lo que ocurre en el film. Posiblemente, esa era la idea y yo, no lo he sabido captar.

Si pongo el aprobado, es por sus actores y actrices, sus paisajes y algunos momentos de gran belleza visual, pero que no salvan una película aburrida y desde luego, no recomendable para ver a la hora de la siesta.