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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
7
Drama El dolor, la culpa y la búsqueda de la felicidad son los ejes de la historia de Frank (Federico Luppi), un campesino de la Patagonia que nunca salió de su pueblo. La muerte de su hija lo llevará hasta Buenos Aires para reencontrarse con su nieta Alina (Antonella Costa). (FILMAFFINITY)
11 de agosto de 2007
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apegado a narraciones intimistas, como las que mostrara en El Faro o Sol de Otoño, admirador de Akira Kurosawa, "porque se anima a llegar a un lugar del alma donde no muchos se atreven", el escritor y cineasta argentino Eduardo Mignona nos ofrece una historia sobriamente emotiva, que tiene como eje la reconstrucción del vínculo afectivo entre un abuelo y su nieta.

La acción se inicia en un pueblo enclavado en inhóspitas tierras patagónicas, donde Frank, un rudo descendiente de galeses (magníficamente encarnado por Federico Luppi), decide, tras la muerte de su hija y de su esposa, viajar por primera vez en su vida a Buenos Aires, donde vive su única nieta Alina, una joven médica que se alejó de su entorno familiar y se radicó en la gran ciudad.

En forma paralela al itinerario geográfico que separa la Patagonia de Capital Federal, el protagonista realizará un viaje interno, donde está puesta la mirada profunda del film. Un periplo para poner las cosas en claro, consigo mismo y también con su nieta, para revelarle el secreto de su identidad.

La distancia que recorre el protagonista es también cultural, con modos de vida que contrastan con sus costumbres y los hábitos que circulan en torno de las labores vinculadas con un contacto directo con la naturaleza. El ritmo de vida de las urbes globalizadas y la comunicación, pendiente de un celular o una computadora, contrastan con la correspondencia manuscrita que Frank le entrega a su nieta como una reliquia.

Mignona eligió una estética austera para "El viento", con un buscado contraste del color y con pocos movimientos de cámara. El resultado es un film despojado, con muy poca ornamentación, tanto de color como de forma; es también un cine que emociona lejos del sentimentalismo fácil.

Metafóricamente, podría leerse como una historia de reconciliaciones (no fáciles ni edulcoradas, sino con el sufrimiento y la liberación que provoca el conocimiento de la verdad). Esto, si reparamos en el sentido de incluir la anécdota que refiere Luppi a su nieta, respecto de un verdugo que se transforma en un posibilitador de vida y de que su nieta Alina nació en 1976.

Esencialmente, El Viento es una historia de redenciones, de deudas pendientes que buscan resolverse en la búsqueda de un trabajo humanizado, en contacto con la naturaleza y los afectos más genuinos, más allá de las diferencias.

Un llamado de atención sobre la necesidad de arraigo y autenticidad, en el que se pone el acento desde el título, que refiere a la identidad esencial del áspero paisaje permanentemente recorrido por el viento que, sin embargo, encierra posibilidades aún no descubiertas.
rouse cairos
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