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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
7
Drama. Romance Cuando el escritor Mateo Blanco (Lluís Homar) viajaba con Lena (Penélope Cruz), la mujer de su vida, sufrió un accidente de coche que lo dejó ciego. Harry Caine es el pseudónimo con el que firma sus trabajos literarios. Como director de cine usa, en cambio, su nombre real. Harry Caine vive de los guiones que escribe gracias a la ayuda de Judit García (Portillo), su antigua y fiel directora de producción, y de Diego (Tamar Novas), el ... [+]
16 de octubre de 2009
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con sus conocidos excesos y virtudes, Almodóvar elabora otra densa trama melodramática, con toques de culebrón y guiños cinéfilos, para hablar más que nunca de su oficio, de pasiones fatales y de otras -esta vez- esperanzadamente redentoras.
“Los abrazos rotos” despliega historias y sub-historias, donde una de las novedades pasa esta vez por el hilo de la relación entre padres e hijos. De hijos desencontrados con sus padres (como el de Arthur Miller de la anécdota ¿real? que se cuenta) y que buscan el reconocimiento de un padre que los ignora.
La película ofrece gratos momentos estéticos, con una puesta en escena disfrutable y una forma de mirar tan sorprendente como una lágrima que se desliza sobre la tersa y resbaladiza piel de un tomate -en primerísimo primer plano-, o el punto de vista de la cámara sobre el respaldo de un sofá, del que emergen apenas centímetros de unos cuerpos entrelazados y en movimiento, en una de las escenas iniciales.
Las actuaciones masculinas son correctas pero acartonadas y Penélope no aporta la fortaleza de la inolvidable Raimunda de “Volver”, aunque luce bellísima incluso en las situaciones más patéticas, con un look que homenajea a las grandes estrellas clásicas.
Sin emocionar o divertir demasiado, el filme alterna fragmentos memorables y otros para el olvido. Previsible en su desarrollo, el metraje se dilata y cuando el relato se estanca, matiza con limitados toques de humor que provienen del cine adentro del cine: el tema omnipresente en todos los niveles del discurso, al punto que la historia de amor triangular puede compararse simbólicamente con la tirante relación entre director y productor que rivalizan por el "corazón" de la película.

Aunque lleva dentro un argumento hirviente, la obra no alcanza la misma temperatura. Curiosamente, la banda sonora queda relegada a un protagonismo secundario y hay que quedarse hasta los créditos finales para disfrutar de uno de los mejores temas, con esas voces pasionales que P.A. siempre sabe rescatar del olvido.
El cierre reserva muchas revelaciones donde no puede evitarse un plus de retórica y ofrece (nuevamente) otro tributo doble al oficio del cine. En síntesis: un Almodóvar más clásico pero también más gris; muy autorreferencial, con exquisito envoltorio pero menos sustancia.
rouse cairos
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