Antaño me dejé atrapar por series de juventud las cuales con el paso de los años me han hecho arrepentirme de perder tanto tiempo. Sin embargo, me atrevería a afirmar que "A dos metros bajo tierra" me ha llegado hasta lo más profundo y, en cierto modo, ha cambiado mi vida. Se ha dicho de ella que cuenta con uno de los mejores finales para una serie, creo que va más allá, que se podía hacer extensible al cine y a la vida. Acabo de ver ese final y sería sencillo hacer una serie de spoilers, pero recomiendo, sin lugar a dudas, visionar la serie desde el principio, conocer a sus personajes y olvidarse del final hasta que éste llegue. Entonces se comprende la fuerza de esta serie, un punto y a parte de la historia del cine y la televisión.
"A dos metros bajo tierra" propone un viaje, por la ruta de la vida y la muerte, y lo hace a través del drama, del humor -negro-, del cine negro, de la filosofía, de los sueños, de la fotografía, de la crónica de los Estados Unidos de principios del siglo XXI. Su forma narrativa te invita a pensar que es un género completamente diferente cuya aparente escabrosidad impedirá que muchos se deleiten con ella. Entonces se perderán unas interpretaciones magistrales, un guión inteligente con un rico humor negro y pura psicología y unas reflexiones que son buena prueba -aunque no comercial- de que se no trata al espectador como un estúpido.
La primera temporada es chocante, la segunda trágica (para mi gusto la mejor), durante la tercera y la cuarta la cosa pareció relajarse, pero sólo en apariencia; y la quinta, es ascendente. El humor negro fue perdiendo fuera a lo largo de las temporadas y fue ganando las situaciones de pareja, sin embargo no podemos negar un continuo intento de renovación.
La serie debemos contextualizarla con otros proyectos como ‘Los Soprano’, ‘The Wire’, ‘Deadwood’ o ‘House M.D.’ Entre todas estas, la creación de Alan Ball destaca por su paquete de emociones, por su certero relato sobre las relaciones personales de los últimos años. La conciencia de que vamos a morir y que la vida toda otro valor por ello. Es también un alivio saber que la televisión, el cine o Internet, pueden ofrecer verdaderas obras de arte, sin perder el respeto al hombre común y apostado porque éste tenga una visión personal sobre su mundo y sobre el misterio de la vida.
Siempre me pareció fascinante la relación que se establece entre determinados personajes de ficción de la literatura y la televisión, y el espectador. Ambos pasan mucho tiempo juntos, más que con algunas personas físicas. ¿Y después -cuando la serie o el libro acaba- qué? Es algo digno de estudio.
Después, si esos personajes han conseguido arañarnos, toca una nueva vida. Como una nueva vida toca tras la muerte, tras "A dos metros bajo tierra".
NO SE LA PIERDAN