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España España · Madrid
Voto de dieterle:
7
Drama Tania, una mujer de 39 años de origen ruso, lucha para no ser expulsada de Bélgica, país donde vive y está integrada desde hace muchos años. Durante un control de documentos, es detenida y encarcelada en un centro de detención mientras que su hijo logra escaparse. Comienza entonces para ella una lucha para no perder su dignidad, su identidad, su humanidad y para encontrar a su hijo. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que los países mediterráneos de Europa se acercan irremisiblemente al tercer mundo, ahora que más de seis millones de personas comienzan o no ser ciudadanos en su propio país, ahora que los políticos nacionales se desentienden del porvenir sin futuro de muchos de sus conciudadanos, películas como esta son más necesarias que nunca. Película durísima sobre la emigración ilegal, sin buenrollismos ni pajas mentales. Ahora que estamos siendo despojados de nuestros derechos más elementales podemos empezar a comprender mejor historias como la de la protagonista de esta película, que huye de la realidad de su país de origen (nunca se nos llega a decir del todo cuales son las causas de forma explícita) para terminar siendo tratada en el país donde pretende exilarse, como un trozo de carne sin derechos ni dignidad alguna. Crudo film servido en frío, con contundencia, sin concesión alguna a la galería, la puta realidad sin anestesia de ningún tipo. Excelente fotografía de colores fríos, de grises y azules apagados. Con una interpretación despojada y minimalista de su actriz principal, la francesa Anne Coesens. El mundo grotesco, violento y asfixiante de los centros de retención de ilegales, es diseccionado de forma quirúrgica, quedándose el espectador alucinado de la miseria y violencia institucionalizada e impersonal que la vieja Europa ha estado ejerciendo sistemáticamente sobre ciertas personas desarraigadas y huidas de sus propios países. Ahora nos va a tocar a nosotros, a nuestros parados, a nuestros discapacitados, a nuestros mayores pensionistas. A todos aquellos de nosotros que no tengamos los medios, la formación, la oportunidad de huir hacia otro sitio. Brutal y espeluznante película belga, que despierta y zarandea los fantasmas de la precariedad, la necesidad y la deshumanización tanto de los de fuera como de los de dentro. Ahora que nos llega el gélido aliento de la irremediable certeza de millones de proyectos de vida congelados en su mejor añada. Ahora que nos tratan como ilusos y nos mienten como si fuéramos publico de rondalla. Ahora que nuestro país no puede mantenerse en pie con unos políticos que han tirado la razón por la ventana, como si fuera un trasto viejo, caduco y apolillado. Tipos que manejan el país a oscuras acompañándose de una sórdida homilía de desprecios sucesivos hacia la ciudadanía.
Qué pena que en España no se hagan películas sociales de denuncia con la mala hostia y la rabia que tiene esta película belga. Qué pena que los estómagos agradecidos de nuestro cine estén todo el día huyendo de la denuncia frontal, solo afilan las garras ante problemas lejanos, distantes o genéricos que no hacen pupa, cuando se trata de hablar sobre lo que está ocurriendo actualmente en Europa, disparan con balas de fogueo o simplemente no desenfundan.
dieterle
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