Todo un lujo de filme para los amantes del buen cine y también para los amantes de lo ajeno, en concreto los carteristas, quienes supongo tendrán en esta película una alta referencia a través de la cual sentir cierto honor, cierta justificación y cierto regusto por su forma de ser y comportarse.

El actor francés Martin LaSalle es todo un prodigio de sobriedad, carisma y atractivo interpretativo. Cualquiera puede verlo y compararlo con el también actor Montgomery Clift, para sacar la conclusión que son bastante parecidos y que no es comprensible que éste haya llegado a ser tan deslumbrantemente conocido a nivel mundial y el actor francés salvo esta película fuera relegado a papeles de pésima categoría. No se entiende, al menos a simple vista.

Una sencilla pero gran película del cine europeo, del cine en blanco y negro, del cine cuya temática son los ladrones y sus artísticos hurtos.

Robert Bresson nos filma en esta película una secuencia corta de besos en sucesión, que sin duda alguna es de las escenas más delicadas, estéticas, bellas y cautivadoras (en cuanto a besos) que jamás se han visto en el cine; besos de una ternura asombrosa entre dos enamorados hombre y mujer (Martin LaSalle y Marika Green). Por dicho momento de besos, aunque sólo fuera por esto, no dejen ustedes de ver esta excitante narración cinematográfica.

Fej Delvahe