Aquí seguimos los pasos de Frank William Abagnale. No Abagnoli ni Abagnili, ¡Abagnale! En fin. Que vemos cómo, motivado por el divorcio de sus padres, decide buscarse la vida como piloto, médico o abogado, después de que ser profesor de francés se le diera tan bien. El problema es que lo hace falsificando, estafando y engañando, todo antes de ser mayor de edad. Éste es el entorno de una de las mejores películas de Dicaprio (no se quién puede dudar todavía del potencial de este chico).

Esto nos lleva a conocer al personaje del apellido imposible, el agente del FBI que debe capturarle Carl Hanratty, el siempre digno de ver Tom Hanks, y a la extraña complicidad que se crea entre ellos y que nos transmiten a nosotros.

Los secundarios muy buenos, desde ese padre luchador encarnado por Christopher Walken al amor de Abagnale, la enfermera Brenda.

Y es de Spielberg. Así que ya tenemos los tres vértices en los que se sostiene esta película. Para mí el sentimentalismo que hay no es mucho, ni sobra nada. La música de John Williams también muy buena, y los créditos iniciales de lo mejor. En realidad creo que es de 8.5, pero le tengo un cariño especial, por eso el 10.