Dentro del marco del Festival Low Cost, Filmin nos ofrece una serie de títulos muy interesantes en el que destaca el descubrimiento de un nuevo realizador, Carlos Vermut, que en su paso al largo apabulla desde lo inclasificable de su debut, del cual es mejor contar lo mínimo posible para evitar desvelar tramas o algunas de las sorpresas que nos depara a lo largo de sus dos horas de intenso metraje.

‘Diamond Flash’ es el nombre de esta opera prima de altura, solo apta para mentes abiertas acostumbradas a bucear en el cine menos comercial que deseen toparse con algo novedoso, impactante, que te deja pegado a la pantalla mientras le buscas una definición. Bebe de clásicos para crear su propio mundo iconoclasta; eso es lo que es.

Parte de la desaparición de una niña. Decir más de su trama es spoiler seguro. Y una película rodada con tanto tino, de esas en que las escenas pesan más que el conjunto, no merece ser destripada y que el espectador se vea privado de la sorpresa inherente a este trabajo. Tarantino podría estar orgulloso de unas escenas soberbias, intensísimas, sustentadas por un guion excelente y unas interpretaciones estrujadas al máximo. No obstante, ciertos cabos sueltos pueden soliviantar al personal, si bien dentro del micromundo de ‘Diamond Flash’ parecen cobrar sentido.