Una de las películas más tristes, irreverentes, inteligentes y valientes que ha parido el cine desde hace mucho tiempo.
Un retrato brutal de una sociedad automatizada, saturada de clichés y con unas barreras sentimentales muy difíciles de superar.
El personaje de Toni Erdmann me parece fascinante hasta decir basta, un superhéroe dispuesto a salvar la vida de su hija, y la suya propia.

Lo más genial de esta película es que se viste de comedia. Posee algunos gags y situaciones verdaderamente memorables y surrealistas, algunos de ellos son incomodísimos, tiene otros que harán que te rías a mandíbula batiente, y finalmente están los desgarradores, los cuales, te dejarán con un ácido nudo en el estómago.

El reparto está fantástico, destacando sobre todo a una actriz protagonista capaz de romperte los tímpanos gritando soledad hasta dejarte sordo con una mirada.

Como punto negativo destacaría su excesiva duración.

Una película cautivadora, de esas que dejan poso.