Considero que esta secuela es innecesaria habida cuenta de la perfección de El Silencio de los Corderos, la cual sigue pareciéndome una película magistral. Si con El Silencio de los Corderos salí del cine medio sudando y sobrecogido por lo que acababa de presenciar, con Dragón Rojo pegué un par de bostezos y casi quise salirme del cine. No se me entienda mal, no es que sea horrible, sino simplemente innecesaria.

La personalidad de Hannibal Lecter ya quedó perfectamente reflejada en la cinta de Jonathan Demme y aquí sólo se vuelve a incidir en los aspectos ya conocidos del personaje. Nada nuevo bajo el sol. Hopkins, como siempre, correcto, pero sin añadir nada de valor a la saga. En algunas cosas me recordó a China Town de Polanski . . .

El Silencio de los Corderos sigo sin poder olvidarla pero esta secuela no me ha dejado ninguna huella.

Si te gustó la primera no pierdas el tiempo con ésta.