Por ajeno que nos parezca, la caza de brujas fue algo muy real en tiempos no tan lejanos como bien refleja este film danés. Soberbia recreación de unos tiempos un tanto oscuros en donde se quemaba viva a la gente en base a peregrinas sospechas y a abominables supersticiones.

La suspicacia que flota en el ambiente intoxica la pantalla y nos llena de angustia ante lo que vemos, impotentes e incapaces de hacer nada para remediarlo. Donde la ignorancia abunda reina la superstición y este es el caso de lo que se nos cuenta. Pasiones prohibidas y emociones encontradas abundan en este film de escaso metraje y secuencias memorables.

Nos queda la duda acerca de las verdaderas intenciones de cada personaje. A destacar el papel de la actriz protagonista, criatura intrigante donde las haya.