Lo mejor de esta película se lo lleva la parte técnica: los escenarios, los planos, el color. Todo es soberbio de manera que te mete por completo en una historia y un mundo que narrativamente no está igualmente desarrollado. Va a una marcha menos en cuanto a ritmo y profundidad de los personajes y los diálogos.
Muy destacable la interpretación de un casi irreconocible Fabrice Luchini como Fouché y la hechura que da Vicient Cassel al personaje de Vidocq. Impresionante los escenarios del canal en la persecución de Anette y los subterráneos de la parte final.
Podría haber dado más de sí esta película pero, por su construcción y buena realización, no deja de ser un peliculón de época, a la manera realista que por fin se hacen estas películas -o casi- que convierte la visita al cine en un tiempo muy bien empleado