Es posible que estemos acostumbrados a un ritmo y temática muy particulares gracias a Hollywood y sus idas y venidas entre culturas etnicistas, sexistas y dogmáticas frente a contraculturas que bombardean lo anterior, sumado a la rapidez con que estas historias suelen presentarse, simulando el ritmo vertiginoso actual, y nos cueste asimilar una película con diálogos carentes de doble sentido y sin ningún valor agregado en cuanto a moral-eja excepto que frente a la adversidad ten una actitud campante. Estos personajes cliché representando un retroceso a Disney nos muestran problemas más "europeos" como el suicidio y la soledad, y tal parece que podrían arreglarse con canciones y un buen amigo (habría que ver si también el envejecimiento poblacional, el desempleo y los conflictos por inmigración). De este lado del mundo tenemos demasiado por resolver económicamente, y la suspicacia desarrollada ante el ventajismo, la corrupción y la educación a medias, no nos permiten disfrutar un film para gente menos inquieta, por así decirlo.