En poca más de 90 minutos (lo que dura un partido de fútbol, por ejemplo) esta pequeña maravilla que apenas conocía me hizo pensar, sufrir y casi llorar por dos presos fugados con las grandiosas interpretaciones de dos grandes de esto llamado cine: Tony Curtis (nominado al Oscar por este papel) y Sidney Poitier.
El guión está plagado de grandes frases, mejores réplicas y trata de temas tan universales como el compañerismo, la amistad y la soledad hasta temas tan en boga (y tristemente muy actual), el racismo.
Esta película también deja ratos cómicos y muestra que el sistema penitenciario es injusto, es decir, que la justicia no es igual para todos (¿Verdad, Cristina?)
Bueno, y poco más que decir, miradla y ya me comentareis.
¡Y que viva el cine!