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Voto de Claudio Puga:
8
6,7
485
Documental Crónica del ascenso, la caída y el resurgimiento del asesor político Roger Stone, un miembro muy influyente del equipo de Trump durante décadas. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental político es imprescindible por muchas razones. Para los que quizá no logren entender cómo una persona como Donald Trump llegó a gobernar Estados Unidos; algo que a veces parece una mala broma, un mal sueño sacado del guión de una comedia apocalíptica de bajo presupuesto; como si la realidad pesadillezca que envuelve todo esto supera el límite de nuestra comprensión: bueno, acá, en este documento está la mejor explicación a todo eso. Y mucho más.

Felicito a los realizadores, pero sobre todo felicito a Donald Trump y en especial al protagonista Roger Stone, por ser tan pero tan desprejuiciados consigo mismos, y decir a rostro descubierto las cosas sin hipocresía. Con un poco de cinismo, por supuesto, pero de ese cinismo desproblemado, como el de la escuela cínica de Diógenes de Sínope de la antigua Grecia. Analogía con un gran reparo ético y en cuestión estética, claro que sí, pero que va en referencia hacia ese desprejuiciado quiebre moral con el que tanto, el protagonista como el mismo presidente, asumen de frente y sin ninguna careta al reconocer cómo se desenvuelven en estos asuntos. Nadie les dobla las voces, ojo, oreja, y risas: no hay playback.

Acá se dan dos ingredientes que convinan en el éxito de este gran documento. Uno es el conocimiento previo del perfil narcisista del personaje por parte de los realizadores, y el otro es el excéntrico y desfachatado atrevimiento de uno de los personajes más desquiciados de la política norteamericana. Porque eso es Roger Stone. La persona más hábil, psicópata, deplorable, arrogante e increiblemente chabacana, que mueve los hilos electorales de la democracia yanqui. El gestor de toda esta locura casi surrealista, como de un sueño satírico de Federico Fellini -pero sin la belleza onírica-. Y como resultado: un populismo 2.0 con menos trasfondo que el fascismo o el chavismo.

Stone no sólo acepta una entrevista por parte de sus cazadores y adversarios políticos, sino que los invita a su territorio sin problemas, y de forma desafiante les narra cómo se comporta al límite de lo que permite la ley y sin ningún tipo de escrúpulos. Como queriendo decirles: soy el hijo de puta que hace todo esto posible.

Y así es. Aunque suene increíble, hizo todo eso posible.

Cuando ya el establishment no daba un peso por Roger Stone, por su parte Roger le metió termómetro a Twitter, sacándole el rollo a ese fenómeno, para luego, terminar sentando a Donald Trump en la Casa Blanca.
Véala.
Claudio Puga
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