Me ha gustado mucho. Agudo relato sobre los sucesos que ocurren en una gran compañía en las horas inmediatamente anteriores al inicio de la llamada "crisis de las hipotecas basura", que estalló en Estados Unidos en 2008 y que se extendió rápidamente por todo el mundo. Me ha gustado el guión, que mantiene la tensión en todo momento. La película me ha tenido enganchado desde la primera escena, quizá porque el arranque ya es de alto voltaje. En todo momento estás esperando qué pasará en la escena siguiente. Me han gustado también las interpretaciones, contenidas pero a la vez sumamente expresivas...

Pero, sobre todo, llamaría la atención el tono de cine negro que mantiene toda la película. Es imposible no establecer un paralelismo entre esa gran compañía y una organización mafiosa en plan Corleone. Uno se puede imaginar perfectamente al personaje interpretado por Jeremy Irons soltando eso de "no es nada personal, sólo negocios". Y los demás, todos los empleados de la compañía, con independencia del rango y de la posición que ocupan, no son más que matones a sueldo que un día pueden tocar el cielo con las manos para al día siguiente caer en la desgracia más absoluta... Apenas conocemos la vida personal de los personajes, nos vamos enterando de parte de ella a medida que avanza el metraje, con cuentagotas, en una medida exacta y cuidada para reforzar la tensión de la trama. En ese sentido, el final de la película y el retrato final del personaje que interpreta Kevin Spacey es sencillamente demoledor. Seguramente, es uno de esos finales que engrandecen toda la película.

Y sí, señores, éste es el sistema que hemos diseñado. Ésta es la columna vertebral de nuestro sistema financiero. Así es como tenemos garantizado el estado del bienestar y la vida feliz y apacible de la "gente normal"...