Vale, el final es un tanto palomitero, la subtrama sobre las relaciones personales del protagonista y la escena de reconciliación junto a la bandera estadounidense sobraban, pero... "Argo" es muy buena.

Ben Affleck sabe conjugar todos los ingredientes. La historia real en que se basa, desde luego, se las trae, pero sin duda el guión en que se traduce es muy inteligente y bien trenzado. La ambientación es muy correcta, la estética de los años 70 se nos transmite como algo cercano. La fotografía, la música, las interpretaciones... Todo funciona. Pero, sin duda, yo destacaría la mano de Affleck en la dirección.

Desde el principio, uno tiene la impresión de que el director sabe perfectamente hacia dónde va. Sabe qué nos quiere contar y cómo. El principio nos atrapa, la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán, vista siempre desde el punto de vista de los funcionarios que la ocupan, está muy lograda. A partir de ahí pasamos al caos milimétricamente calculado de las oficinas de la CIA. "Thriller" de alto voltaje. Pero Ben Affleck tenía que dar otra vuelta de tuerca. La misión diseñada para rescatar a los funcionarios de la residencia del embajador canadiense no sólo puede resultar, en sí, extravagante. Lo genial de "Argo" es que Affleck sabe llevar esa extravagancia a la pura parodia. El humor es algo más que una válvula de escape, en realidad es un elemento más de la historia. El drama que viven los funcionarios encerrados, el suspense de la misión de los servicios de inteligencia para resolver la situación, el caos e inseguridad que se respiran en el Teherán de los primeros días de la revolución de los Ayatolah, y la comedia más disparatada de un payaso haciendo payasadas en Hollywood, todo termina formando un cóctel perfecto. Las piezas encajan a la perfección en una máquina bien engrasada. Y, a partir de ahí, las situaciones de tensión están perfectamente construidas, la última media hora podría ser un manual escrito por Hitchcock. Una vez acabada la peli, uno puede pensar que la tensión está conseguida mediante trucos y giros excesivamente obvios y artificiales... Pero lo cierto es que conmigo han funcionado, me he quedado pegado a la butaca hasta el último de los créditos.

Para mí, una de las películas del año.