Habrá quien critique “The voices” por la frivolidad con la que aborda las enfermedades mentales. No obstante, no creo que eso deba ir en contra de esta película. De hecho, este film admite distintas interpretaciones sobre el tema. Más allá de estas reflexiones psico-sociológicas y de los guiños a las películas de "serial killers", "The voices" es, por encima de todo, una comedia. Y, en mi opinión, es una comedia muy entretenida. Ryan Reynolds está sobresaliente y soporta todo el peso de la trama. Un ritmo acelerado pero preciso, unos gags divertidos y, sobre todo, las ingeniosas aportaciones de un perro y un gato como voz de la conciencia del protagonista, hacen de este film un divertido entretenimiento. Hay una decidida apuesta por el disparate, y un sentido del humor muy negro que termina impregnándolo todo. Los episodios de violencia más o menos gore y el descalabro mental del protagonista se viven como elementos necesarios de la trama, nada gratuitos. No es una obra memorable, y quizá no sea plato de gusto para todo el mundo, pero la recomendaría sin dudar. Al final, entre la gracia de la peli y los brillantes títulos de crédito, me han entrado ganas de bailar la conga.