Para mí, una de las películas más divertidas del año. La estructura del film, con seis relatos independientes, hace que no se pueda profundizar en los personajes y que no se dé pie a ninguna subtrama, pero no nos hace falta. "Relatos salvajes" es una película ferozmente reduccionista, pero a la vez es punzante y aguda como seis tiras de cómic geniales.

Vaya por delante que no estoy de acuerdo con quien eleva a Szifrón a los altares del estudio de la psique humana, hay infinidad de películas que abordan mejor ese tema. La gracia de "Relatos salvajes" no es el desfile de unos personajes que dan rienda suelta a sus comportamientos más básicos como reacción a una situación extrema. Lo verdaderamente grande, en mi opinión, es la impagable colección de puñetazos (seis) que el director nos propina a través de situaciones que cualquiera de nosotros puede percibir como verosímiles. "Relatos salvajes" es mordaz y atrevida, cuida con esmero cada detalle (impagable el momento en que vemos al cocinero contando su "hazaña" a sus compañeros), y está rodada de un modo que se acerca más a Hollywood que al cine independiente. Más allá del humor macabro de unas historias disparatadas, el espectador conectará con la película porque describe situaciones que resultan de algún modo reconocibles. Cualquiera de nosotros puede reflexionar sóbre cómo reaccionaría si estuviera en la piel de los protagonistas de cada historia (incluso, en el caso de Pasternak, habrá quien haya pensado alguna vez en llevar a cabo algo así). No hay una mera crítica a la sociedad occidental, sino a toda la especie humana en general. No es casual que en los títulos de crédito se presente a los actores identificándolos con animales. A ello ha de unirse un guión estudiado al milímetro. Es llamativo que las historias tengan una duración desigual, como si cada una precisase su propio tempo y ritmo. Si además los actores lo hacen bien (muy bien Darín, muy bien Sbaraglia, portentosa Erica Rivas), el conjunto ha de funcionar. Me lo he pasado muy bien.