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España España · Barcelona
Voto de rober:
9
Drama Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
1 de noviembre de 2014
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, una de las joyas del año. “Magical girl” me ha impactado cuando la he visto en la sala, y me ha ido gustando aún más a medida que pasaban los días y pensaba en ella. Obviamente, el film atrapa por su imaginativa historia y los audaces giros de su argumento, lo que combinado con unas convincentes interpretaciones hace que la posición del espectador respecto de cada personaje y cada situación que se plantea vaya alterándose progresivamente. Ya no es que el espectador empatice con los personajes, más bien Carlos Vermut nos arrastra en una especie de montaña rusa cuyo principio y final nunca están bien definidos.

“Magical girl” contiene una reflexión sobre cómo puede reaccionar una persona ante una situación límite, pero más allá de esa evidencia Carlos Vermut consigue que el espectador llegue a sentir repugnancia de sí mismo, por haberse puesto del lado de personajes que después demuestran ser capaces de hacer cosas abominables, o en contra de otros que quizá merecían nuestra indulgencia. No es fácil que un director consiga hacernos entrar en un juego así. Y todo ello a pesar de un ritmo narrativo aparentemente pausado.

¿Y cómo lo consigue, más allá de la estimulante historia y los acertados diálogos? En mi opinión, gracias a una brillante utilización de los recursos cinematográficos. Carlos Vermut no pretende hacer virguerías con la cámara, pero “Magical girl” es una fiesta de encuadres. La cámara siempre está en el lugar oportuno, bien para resaltar la fuerza de un escenario, bien para marcar un primer plano que transmita la sensación de un personaje, bien… No es casual que el director provenga del mundo del cómic. Pero, sobre todo, Carlos Vermut da a toda la película un tono enfermizo y agobiante mediante la reiteración, retorciendo situaciones para crear inquietud y angustia en el espectador: dos compras por internet, dos llamadas telefónicas de Luis a Bárbara, dos visitas de Bárbara a casa de su “jefa”, dos visitas a la casa del salón del lagarto negro, dos escenas en la biblioteca… Cada vez que eso pasa, al llegar al segundo momento, el espectador cuenta con una información previa, pero sabe que lo que le espera ya no puede ser igual que lo que ha vivido hasta entonces. La sublimación de todo este proceso llega en la portentosa escena del encuentro en el bar entre Luis (Luis Bermejo) y Damián (José Sacristán), a la que el espectador llega cargado de referencias. Por un lado, ya habíamos visto a Luis en ese bar; y, por otro, la conversación de los dos personajes en la mesa recuerda a la escena de Bárbara con su marido, desayunando, durante la primera llamada de Luis. Sabemos que el círculo ha de cerrarse, aunque el rumbo de los acontecimientos nos resulte impredecible, y siempre haya una pieza que falte para completar el puzzle. En fin, la estructura de la trama se ha diseñado milimétricamente con el fin de generar una tensión delirante y febril. Y funciona.

Y, como colofón, la escena final. La película no podía acabar de otra manera…
rober
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