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España España · Barcelona
Voto de rober:
6
Comedia. Romance A pesar de su timidez, un conductor de limusinas de Manhattan se lanza a hacer cosas tan estrafalarias como dar lecciones de cocina, natación o mantener una relación inverosímil con una persona adorable pero que es también un perdedor nato. La película, presentada en Sundance en 2010, supuso el debut de Philip Seymour Hoffman como director. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que da buen rollito, como la música que escucha el protagonista, pero que tampoco ofrece mucho más. El argumento es simple y es fácil que cualquier espectador se sienta identificado con alguno de los pasajes de la historia. “Una cita para el verano” muestra los comienzos de una relación entre dos personas que con el tiempo se han convertido en tímidas y solitarias. Los personajes de Seymour Hoffman y Amy Ryan viven esa situación entre el miedo y la ilusión, y en lucha contra sus dudas y complejos. La idea de un maduro conductor de limusinas aprendiendo a nadar para poder conseguir una cita es para mí la más brillante del guión, y las escenas que muestran a los dos amigos en la piscina, con sus trajes de baño, gorros y gafas, de lo más destacable de todo el film. Paralelamente, vivimos el progresivo declive de una pareja que sufre el desgaste que en su relación han provocado diversos incidentes ocurridos a lo largo de años. Y todo ello en el escenario de una ciudad de Nueva York gélida y plomiza.

“Una cita para el verano” es una película sencilla, en la que su desapasionamiento es posiblemente su mayor virtud y también su mayor defecto. Hay películas que sólo provocan entre la gente una honda admiración o un rechazo absoluto. Me cuesta trabajo creer que alguien sienta una cosa u otra con este film. El tono de la historia languidece hasta derivar en un repentino clímax argumental, cuando todos los personajes principales de la historia se reúnen para compartir un momento que deliberadamente han querido convertir en especial. De todos modos, ni siquiera eso rompe las estructuras de la narración, todo se reconduce. Seymour Hoffman, en su primera y desgraciadamente única película como director, se deja llevar por la mentalidad introvertida y poco ambiciosa de sus personajes, y nos ofrece una obra intimista y delicadamente placentera, aunque nada emocionante. Como nadar despacio y relajadamente en una gran piscina…
rober
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