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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Drama Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
15 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra estimable película de los Coen. El arranque es un tanto frío, la trama y el personaje parecen ser anodinos, casi intrascendentes. Es muy difícil llegar a empatizar con Llewyn Davis, es casi imposible que el tío te resulte simpático o antipático. Sin embargo, poco a poco su historia va "calando". Su patético periplo de sofá en sofá, sus deslavazadas relaciones con amigos y familiares... A medida que conocemos más de él nos vamos contagiando de su melancolía.

Así, los 105 minutos son una sucesión de ocasiones malogradas y situaciones tragicómicas, que los Coen nos presentan de un modo descarnado. La inefable relación con el personaje de Carey Mulligan y su sometimiento a una decisión que él no adopta; el distanciamiento con su hermana; la oportunidad desaprovechada de un hit que podría haberle sacado de la pobreza; el absurdo viaje en coche a Chicago, donde nada se le ha perdido (aunque le llevará a intentar un giro en su vida mediante la audición con un productor, quizá la mejor escena de la peli); el inesperado descubrimiento de su paternidad (con timo incluido, qué curioso); el cantante vagabundo buscando por toda la ciudad a un gato perdido llamado... Todo son historias deshilachadas, por las que el protagonista va pasando, con mucha pena y ninguna gloria. La narración de la película es como la propia vida de su protagonista, desordenada y escurridiza. No es casual que el protagonista sea cantante, precisamente, de folk, estilo intemporal por naturaleza.

Joel y Ethan Coen presentan la historia de un ser insignificante, condenado al fracaso de antemano (muy simbólica la conexión entre el inicio y el desenlace del film). Con ello, el tono se vuelve cada vez más amargo. Los reconocibles toques surrealistas de los Coen llevan aquí a un humor más negro que nunca. "A propósito de Llewyn Davis" provoca finalmente una reflexión sobre cuál es el límite de un ser humano a la hora de luchar por los ideales y por trazar su propio camino, sobre cómo han de ser las relaciones con los demás (amigos, familiares, compañeros de profesión...) y sobre cómo debemos liberarnos de un pasado que nos persigue allá por donde vamos. Por cierto, muy bien Oscar Isaac, dando el punto exacto de distanciamiento a su personaje.

Salgo del cine con una honda sensación de tristeza. Son los Coen. Me han ganado.
rober
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