La película es demasiado plana, y tiene fallas de guión. Hay que ser muy condescendiente para que la cosa cuadre. Yo, personalmente, me rebelo ante la solución de guión consistente en borrar de un plumazo un proceso judicial mediante una sobrevenida "incompetencia de jurisdicción" poco creíble, y ante la que supuestamente no hay nada que hacer. Es un truco de guíón demasiado fácil. Además, las situaciones no son del todo creíbles. No es normal que la pareja acabe en un hotel de mala muerte cuando ambos están trabajando. Los "malos" son un poco de disparate, y la policía ni te cuento... En fin, todo está llevado al extremo de una manera demasiado fácil y poco estudiada.

Eso sí, si uno ve la película con la suficiente condescendencia, no puede dejar de valorar el humor negro y la mala leche que desprende. Destaca la fuerza de algunas escenas (la pareja inflando el colchón en casa de los suegros, la propuesta de acuerdo en el piso piloto con la pobre empleada de la inmobiliaria...). Y, sobre todo, la gran interpretación de Fernando Tejero. No sólo es que el actor haga creíble su personaje, es que la transformación que vive a lo largo de la película se hace totalmente verosímil. A pesar de la falta de originalidad del guión, el hecho de que la película toque un tema tan cercano y candente, y el gran trabajo de los actores, hace que sea fácil empatizar con los protagonistas. Muy bien Malena Alterio y el resto de secundarios, pero sin duda Tejero se lleva la palma.