Me ha gustado mucho, aunque he de decir que no es exactamente el tipo de documental que esperaba ver después de haber leído la sinopsis. La película intenta poner al descubierto las artimañas del aparato de propaganda nazi. Sin embargo, del metraje total más bien parece que Hersonski ha querido hacer su propio documental sobre el modo de vida en el gueto de Varsovia. Yo creía que la película sería más historicista, y se centraría en la manera en que los nazis se hacían autobombo. Lo que el documental pretende es, más bien, mostrar lo que los nazis pretendieron ocultar. Y aquí se pone el acento. En ese sentido, las imágenes que muestra son duras, muy duras, brutales diría yo, sobre todo porque son absolutamente verídicas. Es como si el director quisiese decir: "Señores nazis, vosotros quisisteis ocultar al mundo todo esto... Pues aquí estoy yo para mostrarlo".

De ahí el interés por confrontar las imágenes con supervivientes de la época. Cinematográficamente hablando, quizá ése sea uno de los mayores puntos de interés de la película: los momentos en los que lo que vemos no es lo que proyecta la pantalla sobre las imágenes captadas en el gueto de Varsovia en 1942, sino las caras de los supervivientes que se enfrentan a esas duras imágenes.

En cualquier caso, un interesante documento de muy recomendable visionado.