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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Documental Albert y Anna no tienen dinero; además él está postrado en una silla de ruedas. A pesar de todo, se han propuesto viajar desde Barcelona hasta Nueva Zelanda. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Món petit" es una gozosa trampa. Puede parecer la historia de un viaje, pero eso sólo es una excusa. No hay épica, no hay ganas de llegar a un destino, no hay un trayecto iniciático en el que los personajes se encuentran a sí mismos... Marcel Barrena nos engaña, esto no es una road-movie, ni nada por el estilo, aunque en principio lo parezca. Sí, la película relata el extravagante viaje de un casi-adolescente en silla de ruedas, empeñado en alcanzar la otra punta del mundo acompañado de su novia, sin dinero y sin más planes que el de viajar por viajar. Ni siquiera se trata de conocer lugares, ni de saber cómo vive la gente en otros países, Albert se dedica a acumular experiencias.

El episodio de la crisis de Anna hace que nos demos cuenta de que en el propio viaje hay truco (¿de verdad no tenían dinero? ¿tan colgados están?). Pero a esas alturas todo eso nos da igual. Para entonces ya hemos entendido que "Món petit" es un documental sobre ese ser humano excepcional que es Albert. El viaje no importa, lo que de verdad merece la pena es entender que hay personas capaces de ser felices con muy poco y, sobre todo, de transmitir una alegría desbordante a los que les rodean. Marcel Barrena se recrea en esa idea, aunque nos la muestra de manera sibilina e inteligente a través de lo que aparentemente es el relato de un viaje. La planificación del montaje, con entrevistas de diversas personas y del propio protagonista intercaladas entre la crónica del viaje, sirve para que vayamos conociendo y entendiendo poco a poco a esta persona tan especial. Es cierto que escuchas hablar a Albert y en ocasiones su ingenuidad abruma, pero ello no es óbice para que emocione su actitud ante las adversidades que le ha tocado vivir y sus ganas de superar cualquier problema. ¿He dicho problema? La gran lección que Albert nos transmite es que nosotros, en nuestro atribulado mundo, nos empeñamos en ver complicaciones donde no las hay.

Lo dicho, me quedo con el mensaje, pero también con la inteligente manera de transmitirlo. Marcel Barrena toma partido en todo momento y se comporta como un autor comprometido, aunque pretenda aparecer como un simple cronista (genial la aparición de las amigas de Anna en la playa). Busca llegar a los sentimientos del espectador, huyendo de cualquier sensiblería. Al fin y al cabo, el viaje iniciático, la catarsis, es una experiencia que tendrá que vivir el espectador viendo esta película. En fin, una película que mucha gente debería ver y, sobre todo, de la que todos deberíamos sacar partido.
rober
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