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España España · Barcelona
Voto de rober:
7
Drama Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión, “Manderlay” es otra buena película de Lars von Trier. El problema, sin embargo, es la contradicción que implica querer seguir el patrón de “Dogville”, de la que es continuación, y necesitar diferenciarse de ella para tener una sustantividad propia.

Seguramente, Lars von Trier debería haberse dejado de trilogías y haber hecho “Manderlay” como una película independiente y separada del resto de su filmografía, liberada de cualquier lastre formal o temático. La película vuelve a los mismos recursos narrativos de escenario vacío, cámara en mano, voz en off y división en capítulos. Muy bien, pero ya no sorprende. El tratamiento de la historia hace que Dallas Howard siga una línea interpretativa muy diferente de la de Nicole Kidman, hasta el punto de que no parecen el mismo personaje. En “Manderlay”, y a diferencia de “Dogville”, Grace asume un papel de líder de la comunidad para el que no está preparada. En la dificultad de ejercer ese rol, Dallas Howard lo hace verdaderamente bien, el problema es encajar esa situación con lo que el personaje había vivido en “Dogville”. La verdad, a mí me cuesta hacer ese ejercicio. “Dogville” me deslumbró, su final es abrumador, y no me parece que deje abierta la posibilidad de que Grace se integre en una pequeña comunidad de esclavos negros e intente redimirles y ayudarles a vivir en libertad, como una moderna Viridiana. Me chirría.

Creo que es mejor ver esta película sin haber visto la anterior, lo cual es lo peor que se puede decir de una secuela. No obstante, si somos capaces de abstraernos de todo esto, “Manderlay” es eficaz en sí misma. Su planteamiento argumental es absurdo y la situación que nos presenta es poco verosímil, aunque lo mismo podíamos decir de otras películas de su director. Lars von Trier vuelve a buscar un extraño tono de fábula y el espectador ha de aceptar entrar en ese juego desde el principio. Si lo hacemos, “Manderlay” es una gran película. El film carece de giros de guión explosivos, pero sí hay una continuidad en todo su discurso que poco a poco envuelve al espectador. Yo he visto la película con un interés creciente a lo largo del metraje, hasta un final que no decepciona y que me ha hecho reflexionar nuevamente sobre los viejos dilemas que encierra la naturaleza humana y el desastre de organización social que nos hemos montado. La idea no es original, desde luego, pero el conjunto funciona.
rober
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