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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2015
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Después de un nuevo visionado, "Melancholia" me ha gustado aún más que cuando la vi por primera vez. La idea argumental ya es de por sí estimulante. Lars Von Trier nos presenta la relación entre dos hermanas situadas en polos totalmente opuestos. Justine padece un trastorno depresivo contra el que es incapaz de luchar; Claire es una mujer burguesa bien acomodada y equilibrada, de buena posición económica, con su propia familia perfecta, que no sabe cómo ayudar a su hermana y que se desespera ante sus desvaríos. La primera parte de la película lleva esta relación a la paranoia, con la boda a todo boato de Justine. La segunda parte supone el enfrentamiento de ambas hermanas a la situación extrema que ha de poner fin a todo. Dos maneras diferentes de enfrentarse a la vida, que suponen también dos formas contrapuestas de encarar la muerte.

Para mostrar esta historia, Lars von Trier propone una apuesta visual impecable y sugerente, prácticamente como en todas sus películas. La música juega un papel protagonista en la narración, sobre todo en el inicio y en el desenlace. El prólogo inicial recuerda la obertura de una ópera, y las imágenes nos sirven para ponernos en situación de lo que después ocurrirá. La primera parte está rodada cámara en mano y en tonos ocres, a fin de transmitir al espectador la angustia de Justine ante una situación que le supera y que no puede controlar. La segunda parte está rodada con más planos fijos y tonos más fríos, quizá para buscar el contraste con el apocalipsis que se avecina. Todo verdaderamente hipnótico, buscando envolver constantemente al espectador.

Quizá falta un poco más de riqueza en la historia, y eso le impide ser perfecta. A pesar de las buenas interpretaciones de los actores, las subtramas con los personajes secundarios no están apenas desarrolladas, y eso hace que la película pierda agilidad. La trampa (y la virtud) del director es prolongar el suspense hasta un punto casi intolerable. Tanto el novio de Justine como el marido de Claire podrían haber tenido más peso en la historia, en el fondo no pasan de ser meras comparsas. En cualquier caso, hay momentos memorables e incluso con un sentido del humor afilado y gamberro: la escena inicial de la limusina en la curva, el ramo de la novia... Otra idea que me ha gustado mucho es la de transmitir la angustia y el ahogo de Claire ante el desastre que se avecina a través de un rudimentario juguete de alambre inventado por un niño.

Así, la aparente seguridad y estabilidad en la que todos creíamos deja paso a la fragilidad y a la asfixia.

Y, como colofón, los quince minutos finales son como para destacarlos en cualquier Historia del Cine...
rober
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