No vi esta película cuando tocaba, nunca he sentido el impulso de querer ser un “goonie” y hasta creí durante mucho tiempo que este film trataba sobre bichos raros (lo confundía con “Gremlins”, que tampoco vi en su momento). Por eso no puedo sentir la magia que muchos perciben en esta película, ni me emociono con sus aventuras, ni participo de su sentido del humor más bien facilón, ni me conmuevo con esas historias de besos primerizos… Sin embargo, “Los goonies” es una película estimable, de las que ya no se hacen, que atrapa al espectador gracias a su ritmo y al inconfundible sello Spielberg. Los efectos especiales no son un fin en sí mismos, sino que se integran perfectamente en la trama. El mérito, con ello, estriba en aspectos estrictamente cinematográficos. Los primeros minutos, en donde se nos presenta a todos los personajes, son muy buenos, y a partir de ahí todo deriva hacia una aventura frenética. Aparte de la estética ochentera, “Los goonies” tiene más paralelismos con “Indiana Jones” que con el cine infantil de hoy en día. Es puro cine de aventuras, y bien hecho. O, mejor dicho, es cine, y no un videojuego. Por eso me ha gustado. Aunque ya esté talludito para estas cosas.