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España España · Barcelona
Voto de reporter:
8
Drama. Fantástico. Aventuras William Bloom (Billy Crudup) no tiene muy buena relación con su padre (Albert Finney), pero tras enterarse de que padece una enfermedad terminal, regresa a su hogar para estar a su lado en sus últimos momentos. Una vez más, William se verá obligado a escucharlo mientras cuenta las interminables historias de su juventud. Pero, en esta ocasión, tratará de averiguar cosas que le permitan conocer mejor a su padre, aunque para ello tendrá ... [+]
22 de abril de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del estrepitoso fracaso de ‘El planeta de los simios’, Tim Burton se dio dos años de descanso para recargar las pilas. Sabia decisión, sobretodo teniendo en cuenta que volvió con ganas de remontar el vuelo. Y a fe que lo consiguió! A mi parecer, con ‘Big Fish’, el cineasta californiano no alcanzó su mejor trabajo (donde esté ‘Eduardo manostijeras’…), pero sí filmó la obra por la cual apuesto que le gustaría ser recordado. Me explico. A diferencia de su filme más logrado, ‘Big Fish’ está lejos de la perfección, no obstante aquí se nota que Burton se mueve con mucha más comodidad. La estructura aparentemente caótica del conjunto, y la infinidad de situaciones fantásticas y personajes variopintos crean el entorno ideal para que el director -el verdadero pez gordo de la función- dé rienda suelta a su ilimitado mundo interior.

Todo, absolutamente todo en ‘Big Fish’ podría calificarse como de avalancha visual e imaginativa. El amable gigante, el poeta atracador de bancos, el pueblo fantasma, las siamesas coreanas, el director del circo, la bruja del pantano y un largo etcétera. Cada elemento parece haber salido directamente de la cabeza de Burton sin haber pasado por ningún tipo de peaje… qué lujazo! Ahora devolvámosle el favor a Tim y pongamos en funcionamiento nuestra imaginación. Situémonos en el prodigioso final (claramente uno de los más emotivos que haya visto en mi vida) y sustituyamos al gran Albert Finney por Tim Burton. Da el pego, a que sí!? Y es que repito, no me extrañaría nada que al inigualable director le gustara despedirse de esta manera. Que le recordaran por lo que es: un irrepetible genio experto en difuminar la estrecha línea que separa la realidad de la ficción.

En esto también acostumbran a ser grandes maestros los padres. Y este es precisamente el tema central de ‘Big Fish’. Son dos horas de cine en letras mayúsculas dedicadas a averiguar qué supone realmente la figura paterna para cualquier hijo. Por lo que se deduce, debería ser el vehículo perfecto para viajar de lo palpable a lo imposible. Es curioso que detrás de tanta fantasía se esconda un enfoque tan acertado, aunque tampoco es de extrañar, pues en la propia dinámica de la película se halla la fórmula del éxito. La trama navega continuamente entre lo real y lo onírico y como se ha dicho precisamente esto es lo que todo buen padre debería hacer con su hijo. Así lo hace el personaje de Edward Bloom, adquiriendo una merecidísima categoría de leyenda. Porqué ya se sabe, la gracia de toda leyenda es que es muy difícil distinguir los hechos verídicos de los que no lo son. Y en el raro caso de que todo fuera una mentira, una ilusión, la experiencia habría valido igualmente la pena, pues seguiríamos ante una bellísima historia.
reporter
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