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España España · Barcelona
Voto de reporter:
6
Drama. Comedia Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que "habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo la tradición, se asome a una ... [+]
4 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lleva largo tiempo desaparecido en combate el cine italiano. La que antaño fuera una cinematografía de referencia; una de las más importantes del mundo entero, parece haber caído en un sueño profundo y demasiado prolongado. Más que esto, es como si alguien la hubiera secuestrado y la hubiera enterrado bajo una montaña de caspa calenturienta. No hace falta mencionar los nombres y apellidos de los culpables, porque a estas alturas ya son conocidos por todo el mundo, de modo que solo hay que recordar que el poder está en el pueblo, y que de él depende que estos indeseables y su horda de secuaces dejen de perpetuar a la industria un daño que se antoja cada vez más irreparable.

¿Y cómo puede darse el milagro? Fácil, no solamente creyendo en los pocos disidentes que forman a día de hoy una más que esperanzadora excepción a la regla, sino también aguardando pacientemente el día de las elecciones (municipales, regionales, estatales... todo vale) para luego depositar en la urna nuestro voto, así como las esperanzas en que de alguna manera todo cambie. La cuestión es que, ya sea por motivos concernientes a la prensa rosa (de esto en el país transalpino saben demasiado), o bien por propósitos más elevados, hay que fomentar esa sana costumbre que es votar. Que el pueblo decida; que los mandatarios se maten los unos a los otros para conseguir el amor de los electores.

Cosas de la democracia (que es algo más que una excusa para invadir países de Oriente Medio, no lo olvidemos), y cosas de las mentes pensantes detrás del calendario de la cartelera, que parecen haberse puesto de acuerdo para que la temática de las elecciones aparezca en cierto modo en nuestras salas a pocas semanas de la celebración de los comicios en nuestro país. Ahí está para dejar buena cuenta de ello lo nuevo de una de las excepciones antes mencionadas, que empieza con una de las elecciones que más importancia siguen teniendo hoy en día... unas que, para verificar que todo ha ido según lo planificado, deben terminar siempre al grito de 'Habemus Papam'. Con esta célebre frase vuelve a la carga cinco años después de su último trabajo en solitario, el director, guionista y actor italiano Nanni Moretti.

El último trabajo del autor de 'La habitación del hijo' arranca con la muerte del Papa, lo cual, como todos sabemos, hace que la maquinaria del Vaticano se ponga en plena marcha. Toca llamar a ciento ocho cardenales repartidos por el planeta... y toca encerrarlos en una sala, evitando cualquier contacto con el mundo exterior, hasta que salga elegido el nuevo máximo representante de la Iglesia católica. Una responsabilidad abrumadora, plasmada en una algo obvia pero deliciosa escena en la que se oye alto claro el pensamiento unánime de todo candidato: "Dios mío, Dios mío... ¡que no me toque a mí!". Llámese modestia, llámese miedo al éxito... llámese síntoma de la mediocridad de unos tiempos marcados, entre otras muchas cosas, por la alarmante falta de líderes natos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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